Una de las verdades universales es que todo cambia, queramos o no. Por ello, es de insensatos oponerse al cambio porque cualquier acción provoca siempre una reacción contra los intereses naturales del opositor. Aun así, aun sabiéndolo, la oposición al cambio por problemas de comunicación sigue siendo uno de los deportes de riesgo del tejido empresarial. El miedo a comunicar interna y externamente que estamos en proceso de cambio es una de las causas que se opone a su activación, a pesar incluso que muchos de nuestros competidores se abonen a él. A pesar de ser hijos de la evolución, el ser humano tiene una extraña atracción por el hieratismo, por mantenerse como hasta la fecha por el famoso miedo a «no sea cosa que…». Eso sí, cuando el cambio provoca una alteración significativa de afección palpable en alguno de sus estados, el abandono del hieratismo por aceleración hacia un escenario de detracción y juicio sobre el cambio es altamente visible e irracional por conocer su existencia desde el primer momento. Estos estados disociativos de consecuencias siempre contraproducentes marcan muchos de los resultados de la empresa y de la competencia de sus profesionales. El Universo es entrópico por definición, tiende constantemente al desorden convirtiéndolo en el prescriptor perfecto del cambio y nada puede interponerse al proceso continuo, de ahí la urgencia de entender que ser socios del cambio es nuestro pasaporte a la sostenibilidad. Y el miedo al cambio se detecta a flor de piel, como un mal endémico en la empresa tatuado en la piel del empresario y que, dependiendo del entorno geográfico, presenta una sintomatología u otra. Hay zonas geográficas donde, como por arte de magia, los empresarios se presentan mucho más receptivos y empáticos que otros a propuestas externas de cambio. Hay sectores que coleccionan empresarios anclados en el pasado, en recuerdo de un mar que siempre estuvo en calma y ajenos a la tormenta que se les acerca. Y qué decir de los empresarios que piensan que nadie sabe más que ellos porque si fueron capaces de levantar una empresa, ¿quién tiene potestad para decirles qué hacer con ella? Son un cúmulo de situaciones que todas, sin excepción, vienen marcadas por el miedo al cambio. Por el contrario, si nos vamos al otro lado del cristal y analizamos cualquier actividad de éxito, cualquier crecimiento significativo, cualquier proceso de diversificación conducido a buen puerto, vemos que tienen todos, como base funcional, el cambio. Y es que hay un componente al que casi nadie atiende a pesar de ser el vector de ambos posicionamientos: la comunicación. Vivimos en un mundo conectado donde la comunicación es canal de visibilidad y esencia de desarrollo. Por ello y por su alto grado de internalización, parece haber pasado a un estado de letargo por sistematización que hace que dejemos de prestarle atención porque parece funcionar sola. Y nada más lejos de la realidad. El cambio se procesa analizando la información que tenemos sobre él, viendo y entendiendo cómo afecta a tu empresa y profesionales, pensando en cómo comunicarlo internamente a tus empleados para implicarles y cómo comunicarlo externamente a tu entorno relacional de empresa. Se necesita aprender a manejar la información y la comunicación para ser solvente como profesional y empresa. No estaría de más atender a estos preceptos: ANALIZA TU ESTRUCTURA DE COMUNICACIÓN. Debes analizar tus canales de comunicación relativos a tus colaboradores internos y los canales relacionales con tu ecosistema empresarial. Cualquier persona es un medio de comunicación y es abanderado de tu marca de empresa y producto. El diseño de los canales y la implicación de cada persona en ellos debe estar documentado y ser objeto de seguimiento continuo. Si comunicas bien, el cambio se gestiona de forma natural, pero si comunicas mal el cambio se torna un virus para tu empresa. ANALIZA TUS ESTRATEGIAS DE COMUNICACIÓN. Disponer de canales de comunicación y personas no es funcional si no se diseñan estrategias de comunicación. La estrategia te permite definir los procesos necesarios para llegar a un hito en el tiempo y conseguir un objetivo. La estrategia forma parte del cambio permitiéndote entender cómo gestionarlo de cara a conseguir los objetivos que ese mismo cambio propone. La comunicación es un vector de un solo sentido, igual que el cambio. Siempre hacia delante y con una imposibilidad física de vuelta atrás. ANALIZA LAS REVERSIONES DE TU COMUNICACIÓN. Hacer sin conocer los resultados de lo hecho es como no hacer. Las reversiones son tu termómetro de visibilidad, tu medida de llegada y consecución. Y muy importante, son tu medida de corrección, la herramienta que te permite ver la efectividad de tu comunicación y si mantener el rumbo o virar. Entender tus reversiones es determinar si tus procesos de cambio casan con tus objetivos de negocio y empresa. ANALIZA TU PROYECCIÓN EN COMUNICACIÓN. Identifica, una vez analizada tu comunicación, cuáles son los aspectos que posicionan tu cambio como un valor competitivo de empresa y un valor diferencial de negocio. Determinar una línea estratégica en comunicación es necesario para visualizar hacia dónde vas cuando estás acometiendo procesos de cambio. Comunicar es transmitir información comprensible para tus interlocutores y el cambio es un generador natural de información. Sinérgialos si no quieres dejar de ser visible. Comunica a todos los niveles: inter e intra empresa, inter e intra departamento, inter e intra persona, pero comunica. Es una máxima que si no te adaptas al cambio, sucumbes. Es otra máxima que si no comunicas, no existes. No cambiar y no comunicar puede significar el fin anticipado de tu negocio, un fin largamente anunciado en el que tú eres el único responsable por no atender la comunicación que sobre él te llegaba. El tejido empresarial dispone de herramientas de comunicación en número tan amplio y uso tan variado que no podrán abarcar. No entender la necesidad de usar la comunicación como base de cambio es no entender el sector en que tu empresa desarrolla tu negocio y la proyección preventiva de tus competidores es un espacio de valor competitivo que si dejas crecer, no serás capaz de recortar. Crea estructura, crea estrategia, analiza tus reversiones y define tu proyección. El miedo al cambio sólo es comparable al miedo a comunicar y ambos, son ejes estratégicos actuales que necesitas para crecer como profesional y empresa con garantía de un futuro sostenible.
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