Las entrevistas de trabajo son tan deseadas como temidas en los tiempos que corren, más aún si hablamos del sector publicitario en el que conseguir pasar de la recepcionista -sino cuentas con un contacto dentro de la agencia- puede ser un reto más ostentoso que rescatar al gatito del último piso de un edificio en llamas, sin ser bombero ni tener manguera ni extintor. Los nervios que preceden a la cita y que reinan en la misma nos pueden sacar de nuestras casillas y hacernos experimentar una de esas situaciones en las que deseas con todas tus fuerzas que el suelo se abra bajo tus pies y te engulla la tierra. Por ello, hoy vamos a hablar de aquellos errores que debemos evitar y que son más frecuentes de lo que creemos:
- Impuntualidad: el día de tu primera entrevista no importan las excusas: coge el transporte público con antelación para que un retraso en el mismo no te haga llegar tarde; si, como yo, eres de los que se pierde hasta en su propia casa, asegúrate de revisar el camino el día de antes o incluso de realizar el trayecto para no perderte el día de la entrevista… Si no eres capaz de ser puntual ni ese primer día, ¿cómo vas a serlo cuando sepas que el puesto es tuyo?
- Hablar mal de agencias en las que hayas trabajado con anterioridad: probablemente conozcan a tus antiguos jefes o compañeros y, les caigan mejor o peor, nunca les sentará bien oír como los destripas: ellos podrían ser los siguientes, incluso si no te dan el puesto. Dicen que la manera en la que hablas de los demás, dice más de ti que de ellos.Los conflictos que hayas tenido en anteriores puestos de trabajo, pese a formar parte del terreno laboral, en estos casos se relacionan más con lo personal. De la misma manera que no le contarías a tu entrevistador la discusión que tuviste anoche con tu pareja, no le cuentes las que tuviste en tu anterior entorno laboral.
- Ser irrespetuosos: no interrumpas ni faltes el respeto con tus respuestas. Aunque finalmente el puesto no te interese, el sueldo te parezca horripilante, o las condiciones más dignas de una esclavitud que de una relación laboral, nunca pierdas los modales. En el sector publicitario el boca a boca es la mejor referencia, por lo que no te interesa que en ninguna agencia se pueda decir que eres una persona maleducada o pretenciosa, por mucho que ellos lo hayan sido con su oferta.
- No ser consciente de tu presencia en internet: realmente, el mayor error es no tener una buena apariencia en las redes. Como todo el mundo sabe, cualquiera puede conocernos en internet antes de tenernos en frente, si vas a subir fotos de tus noches de fiesta y desenfreno utiliza un perfil con un mote o seudónimo. Que lo primero que encuentre tu entrevistador al buscarte en internet no sea tu lado más personal, sino el profesional, aquel por el que debería contratarte.
- Mostrarse desinteresado o apático: los nervios nos pueden jugar una mala pasada y, aunque estemos realmente interesados y sea el puesto de nuestros sueños, este estrés nos puede hacer parecer incómodos o despreocupados. Como decíamos en el primer punto, asegúrate de llegar con antelación, así tendrás tiempo de relajarte e incluso de tomarte un refresco antes de entrar repasando los puntos principales que te gustaría abarcar.Estar demasiado nerviosos nos puede llevar a distraernos, a no ser capaces de formular las preguntas necesarias, e incluso a olvidarnos de destacar aspectos importantes de nuestro currículum y trayectoria. Todo esto puede aportar una percepción muy negativa a tu entrevistador.
- Hacer demasiadas preguntas respecto al horario, el sueldo, las vacaciones, etc. Si tienes que preguntar sobre alguno de estos temas que sea por un motivo de peso. Por ejemplo, si preguntas por el horario, que sea porque estás asistiendo a unas clases que te ocupan determinadas horas o días a la semana y hácelo saber al entrevistador. Siempre se dice que es mejor no hablar de estos temas en una primera entrevista, no obstante, si por algún motivo como el anterior necesitas saberlo, es mejor hablar de ello y saber, tanto tú como ellos, si puedes adaptarte a las necesidades de la agencia.
- Interrogar al entrevistador sobre tu posición en el “ránking” de postulantes o bombardearle a correos días después de la entrevista. Tras acabar la entrevista la incertidumbre nos puede llevar a preguntarle al entrevistador si cree que seremos los elegidos, no obstante, esto solo conseguirá incomodarle y hacerle ver somos inseguros. Puede que en alguna entrevista hayamos causado muy buena impresión y nos hagan saber que posiblemente seremos seleccionados, o que por el contrario, no nos adaptemos a sus requerimientos y nos avisen para no crear falsas esperanzas (¿hay algo peor que un “ya te llamaremos” que nunca llega a hacer sonar nuestro teléfono?). Si no te encuentras en ninguna de las dos situaciones anteriores, no seas tú quien fuerce la situación.
- Resaltar nuestras virtudes está bien, pero inventarse cosas no, ya que te puedes ver envuelto en una situación muy incómoda si finalmente te contratan y no estás a la altura del puesto. En lugar de mentir, preocúpate de ampliar tu formación, sé que decirlo es fácil, pero lo cierto es que hacerlo también. Hoy en día tenemos a nuestra disposición una gran diversidad de plataformas online y blogs que ofrecen cursos gratuitos o a precios reducidos. Encárgate de buscar aquellas que se adapten mejor a tus necesidades formativas y amplia tus conocimientos y formación, esto además mostrará que eres una persona con interés y proactiva.
- Olvidar una copia de tu currículum y no llevar un portátil o tableta con tu portfolio o los archivos necesarios para el correcto funcionamiento de la entrevista. Es cierto que, por lo general, antes de acudir a una entrevista habremos enviado estos documentos por correo. No obstante, el entrevistador habrá recibido muchos otros documentos y puede no tener al alcance los tuyos y, aunque lo haga, tener esto preparado te aportará seguridad y la posibilidad de ser tú quien guíe al entrevistador a través de tus aptitudes y logros. Aunque al final no sea necesario, nunca está de más y denota interés y dedicación.
- No preguntar y quedarse con dudas. En una entrevista nunca queremos ofrecer una mala imagen, por ello hay veces que omitimos preguntas por temor o vergüenza, pero lo cierto es que formular las preguntas pertinentes hará ver a tu entrevistador que te has molestado por conocer la empresa y que realmente tienes interés en el puesto. Además, mostrará que somos unas personas sociales y extrovertidas, algo muy importante en el ámbito de la comunicación.Por otro lado, tan importante es que la empresa quede satisfecha tras la entrevista, como que lo estemos nosotros mismos, algo difícil de conseguir sino hemos sido capaces de preguntar sobre aquello que nos inquieta. Cuando investigues sobre la agencia en cuestión los días de antes, anota todas las dudas que te vayan surgiendo y trata de memorizarlas para el día de la entrevista. Cuando llegue el día, asegúrate de llevar contigo un cuaderno y un bolígrafo en el que anotar (de manera discreta para no distraer al entrevistador) las dudas que te surjan durante la entrevista o aquellos aspectos que te parezcan más interesantes y quieras revisar al finalizar.
Por último, no olvidéis despediros con cordialidad y gratitud y, a ser posible, proporcionarle a la persona que os haya entrevistado una tarjeta de visita en la que figure vuestro nombre y cómo contactar con vosotros, además de cómo acceder a vuestro portfolio online. Facilitarle al entrevistador la revisión de tu trabajo y habilidades puede ser determinante a la hora de ser seleccionados. Imagen cortesía de Shutterstock
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