Peter Drucker dijo «Donde hay una empresa de éxito, alguien tomó alguna vez una decisión valiente». Es una referencia inteligente que abraza la actitud y el cambio como ejes de éxito porque decidir es actitud y para llegar al éxito, hay que encariñarse con el cambio. En esta vida que nos ha tocado vivir, todo es cambio aunque curiosamente, el ser humano es un animal de costumbres, gregario en gran medida y adicto a la comodidad. Si añadimos que la evolución nos ha sacado de las cavernas y ya no tenemos que cazar para comer, la motivación al acomodamiento puede ser intensa. Pero no es así, sí que hay algo que estamos obligados a perseguir la inmensa mayoría de nosotros: un trabajo. Y muestra de ello es el hecho que la empresa se ha convertido en el lugar en el que pasamos algo más de una tercera parte de nuestros días productivos y que el número de parados es una pintura del tipo de país. Pero, ¿estamos obligados al cambio en la empresa o vivimos acomodados? Obviamente hay de todo pero cada uno de vosotros, apreciados lectores, sabéis bien cuál es la situación y de qué estamos hablando. Pero ascendamos al Olimpo de la empresa: el del equipo directivo, o el Gerente o Propietario si los mandos recaen en una sola persona. ¿Cómo vamos de cambio en la empresa? Mal verdad. Sí, sí, mal. No seamos cobardes que Peter Drucker nos vigila con su aporte inteligente y sagaz. Intentar sumergir la evidencia nos convierte en tontos porque cuando aflore de nuevo, es la cara que se nos va a quedar. En nuestro país se sigue escuchando en todos los rincones, por elegir algunas semillas del plantel: «tranquilo, tú preséntate que cualquiera puede ser comercial», «han ascendido al más antiguo a Gerente» o «llevo 30 años vendiendo mucho con este logo, ¿para qué cambiarlo?». Cobardes comentarios, ¿verdad? El concepto de valentía suele sobrevalorarse porque en muchos casos se desconoce su acepción, la vemos tangencial a nuestras decisiones y si pasa rozando hacemos como que no la sentimos. Nelson Mandela dijo «No es valiente aquel que no tiene miedo sino el que sabe conquistarlo». Esa es la clave: conquistar para cambiar y crecer. Y cuando me refiero a cambio doy por sentado que todos entendemos que es gradual, consensuado, sinérgico y balanceado entre lo antiguo y lo moderno, por tildarlo de alguna forma. Un cambio amigable, no traumático, que permita convivencia en el tiempo educando así a clientes y haciendo que el mercado balancee hasta que el residual sea lo antiguo. Y para ello podemos guiarnos por la nueva brújula de empresa, esos cuatro puntos bien definidos que aquí detallamos en pos de un cambio de rumbo: NORTE: MARKETING DIGITAL En el horizonte, el progreso. ¿Somos capaces de entender cómo hay empresas que siguen estancadas exclusivamente en la publicidad física de bajo rango de eficiencia? Porque los medios audiovisuales tradicionales siguen alejados de los presupuestos de la inmensa mayoría de las empresas que forman el tejido empresarial global. Pero el marketing digital hace tiempo que llegó para quedarse y no entenderlo como catalizador es vivir en una oscuridad cada mayor en un entorno de luz intensa donde nuestros competidores sí ven. Cambia tus trípticos y folletos por newsletters. Cambia tus catálogos por sitios web y galerías de imágenes. Cambia tus carteles de escaparate por vídeos emocionales. SUR: COACHING Al Sur, la base, el sustrato de desarrollo. Y dejémonos de tonterías porque uno se cansa de recordar al final del día de casi cada día la aparición de algún espontáneo o iluminado diciendo «bah, coaching, otra moda de esas que te cuelan» sin entender que su frase transparenta su ignorancia. Todos sabemos que no es sano guiarse por anglicismos, por eso el coaching se cimienta sobre la seriedad y envergadura experiencial de los profesionales del acompañamiento de empresa. ¿Mejor como definición? Saber evaluar la responsabilidad y capacitación de los recursos humanos es asunción de conciencia empresarial, el primer paso para conseguir la excelencia. Cambia los grupos de trabajadores por equipos de profesionales. Cambia la presión constante del trabajo por recompensa por consecución. Cambia el trabajo por obligación por trabajo por competencias. ESTE: BLOGGING A la salida del Sol, la proyección de nuestro conocimiento. Tener en nuestras manos la posibilidad de llegar por escrito a nuestro cliente es un valor que aún no ha penetrado lo suficiente en la dermis de la empresa. La gran ventaja de lo escrito es su permanencia, las palabras escritas son perennes mientras que las habladas son caducas de instante. Y lo escrito nos ofrece esa segunda oportunidad que nos lleva de una tercera en adelante, si es deseada. Una consulta constante induce a la comprensión y a la compra. Convierte tu conocimiento en un imán para el comprador y no tendrás que forzar palabras de relleno para intentar vender. Cambia las charlas de mostrador por entradas de blog. Cambia el miedo a una queja por la ilusión de un comentario escrito. Cambia visitantes de una tarde por suscriptores deseosos de leerte. OESTE: BUSINESS INTELIGENCE En el oeste, la búsqueda de oportunidades en nosotros mismos. La inteligencia de negocio estratificada en la empresa, la interpretación de los datos para conversión de información en clientes a través de sistemas organizados, es una propuesta de revisión y evolución que la crisis debería haber activado en la empresa cual prescripción médica para evitar los virus del pasado. Entender la necesidad de recoger datos, de cuáles determino y de cómo los gestiono nos proporcionará una perspectiva de empresa comprensiva de las carencias del pasado y prospectiva de las oportunidades de futuro. Tú mismo crearás tu ambiente y tu mercado. Cambia tus fichas de cliente por correos electrónicos. Cambia tus listas de productos vendidos por listas de necesidades de tus clientes. Cambia la idea genérica de qué debe ser tu negocio por el conocimiento específico de lo que es según datos. Recordad, cambio es evolución y cambio es consenso. Si no nos gusta lo radical, si los quebrantos nos descolocan es porque las roturas no son buenas. Tener el conocimiento de nuestro negocio y la estructura de nuestra empresa y no explotarlo en mejorarlo es un error que no podemos permitirnos. ¿Funciona tu brújula o necesitas cambiarla por la nueva?
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