En nuestro campo, podemos percibir el diseño como un “discurso visual” ya que indudablemente es la respuesta de una actividad creativa con un cause comunicativo. Pero incluso siendo expertos comunicadores visuales podemos toparnos con una barrera, aquí les platico un poco más… En el diseño así como en cualquier oficio, es inevitable que en algún momento nos lleguemos a pelear con nuestro yo interno y que a veces gane el ego, quiero pensar que es algo muy común, solo es una actitud que podemos ignorar y al final no pasa nada, siempre tenemos que poner los pies en la tierra. Aquí lo importante es generar un concepto real y objetivo acerca de nuestro oficio para darnos cuenta que nuestra disciplina es servir a los demás, y por supuesto no somos los únicos que servimos a los demás. Solo veamos el trabajo de otros creativos para darnos cuenta que nuestra capacidad de asombro sigue estando ahí, es esa misma sensación con la que iniciamos un proyecto y nos sorprendemos por el resultado. Claro, debemos ser conscientes que no siempre somos “infalibles” la creatividad de otro nos puede superar, la clave es aprender de ello. Reflexionemos para quién se desarrolla el diseño (créanme, no es para nuestro propio ego) solo es cuestión de sentir empatía con lo que nos transmite el cliente. Si tenemos claro quién y cómo es nuestro usuario, conseguiremos la funcionalidad de nuestro trabajo, pero sobre todo estaremos siendo flexibles y nos abriremos a un mayor alcance creativo, por esto, creo que para calmar o silenciar nuestro ego es necesario abrir nuestra mente y conservar una buena actitud. No tengamos miedo de buscar una crítica objetiva, que nos ayude a fortalecer nuestras habilidades y nos construya. Que nos permita encontrar equilibrio en lo que proyectamos para poder ofrecer mejores soluciones, así que dejar a un lado nuestro “yo” nos servirá para entender mejor las perspectivas que recibamos. Recordemos que muchas de las críticas pueden ser nuestra motivación para mejorar y seguir adelante en nuestra área de desarrollo. Siempre hay que estarnos formando en nuestro campo, en nuestra área, el diseño es tan versátil que es imposible decir que lo sabemos todo, sería nuestro ego el que nos hiciera creer lo contrario. Sería ideal que compartiéramos lo que sabemos, lo que pensamos, lo que hacemos, pero no todos tienen esa disposición, por fortuna es la minoría. El ego, puede hasta “deformar” el propósito del diseño, el propósito de bien comunicarnos, así que tiene más ventajas alejarnos de él que dejarlo ganar, ¿no creen? ¿Ustedes qué opinan? Me despido, soy Erika, ¡Hasta la próxima! Imagen cortesía de iStock
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