Todos los seres humanos hemos tenido una vida complicada en mayor o menor medida, después de todo nadie dijo que llegar a la tierra sería la comodidad total; sin embargo, considero que la diferencia entre una vida brillante y un ataúd olvidado siempre radica en todo aquello que dejes plasmado en tu camino. Reconozco que muchos nos matamos por hacer la diferencia día a día, pero algunos hemos muerto en el intento en algún momento o al menos nos parece una derrota fatal. Si nos pusiéramos a indagar en la vida de grandes mentes nos daríamos cuenta que el mundo para ellos tampoco fue sencillo, la diferencia es que han arriesgado y se han sabido levantar. Dentro de mis personas inspiradoras hay un hombre que comenzó a plasmar su pasión desde las calles y que aunque no sabía la proyección tan grande que tendría su trabajo logró brillar al mostrar su alma mediante un lenguaje de líneas y colores. Keith Haring, artista pop destacado en los ochenta, nació en Pennsylvania en 1958, comenzó desde muy pequeño a plasmar sus dibujos bajo la influencia de Dr. Seuss y Walt Disney. Keith siempre mostró su pasión y durante sus estudios en Nueva York fundó una comunidad artística que bajaría el arte del olimpo a los simples mortales. Decidieron salir de las clásicas galerías y museos llevando sus obras a la calle, a espacios urbanos y a lugares alternativos dónde en esa época parecía imposible que se pudiera ver el trabajo de un artista destacado. Se dice que produjo más de 50 obras públicas entre 1982 y 1989 todas en diferentes partes del mundo, algunas de ellas recopiladas por fans, algunas otras siguen en los muros. Su trabajo con el tiempo comenzó a tener renombre, pero también fue criticado por el contenido de sus mensajes que abordaban temas como religión, racismo y sexualidad. Keith Haring es un vivo ejemplo de los revolucionarios del arte, de la consciencia social y de la libre expresión. Cuando fue diagnosticado con el virus del VIH en 1988, decidió dedicar su vida a hablar sobre su enfermedad mediante sus obras. Fundó The Keith Haring Foundation dónde continúo contribuyendo con su talento hasta su muerte en 1990. Ahora la fundación apoya a instituciones, centros de salud y comunidades marginadas que no cuentan con la infraestructura para tratar la enfermedad en los niños, además de impulsar a los artistas independientes. Siempre que algún proyecto se me viene abajo y que pone en duda mi capacidad de materializar mi imaginación pienso en Keith, es un hecho que para dejar huella solo debes destacar tus talentos, creer en ellos y darles rienda suelta, aún a pesar de que el medio no te lo permita. Imagen cortesía de iStock
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