Todos sabemos que el mundo de la publicidad no es para todos. Eso de desvelarse, frustrarse y mantenernos con la esperanza de hacer algo increíble, nos da fuerza. Basta de los amigos y familia que nos victimizan y nos recuerdan lo mucho que nos negrean y lo poco que nos pagan. Que si nunca estamos con ellos, que si tal o cual quiere vernos, que terminaremos cancelando por la llegada de un lindo bomberazo que nos atora, etc., etc. La verdad de todo es que quien está en publicidad sabe perfectamente a qué le tira y si no, bueno, se va y no vuelve. Este tema de “me voy de la publicidad” que parece estar de moda, me saca de onda, la neta. Y no por el hecho de saberme corto en habilidades o largo en aguante a las frustraciones, sino porque me pregunto; ¿Irte solucionará el problema? ¿Dónde está tu propuesta? ¿Es esto un abandono del barco que se hunde? No lo sé. Entiendo que las inquietudes de todos son diferentes, que como creativo siempre estás buscando, experimentando y descubriendo nuevas cosas, que tienes que estar a la vanguardia y sólo Dios sabe de donde sacas fuerzas y tiempo para hacer todo eso sin perder la chamba y lucir fresco en ideas y aspecto. Eso, es pasión; la pasión que construye campañas, la misma que teníamos la primera vez que entramos a una agencia. Que no se acabe, hay que alimentarla. Cuantas veces hemos conocido a personas muy talentosas o poco dotadas que logran cosas increíbles o que simplemente no pasan de ese puesto. ¿Dónde está la ambición y las ganas de ser mejor? Y no por el puesto, la empresa o lo Glam que sería tener una oficina para ti solito, sino por el simple hecho de saberte chingón. Sé que muchas veces nos desesperamos y quisiéramos llegar a Cannes con la primer idea que creemos fabulosa, pero no es así. La vida en general es una construcción, todo es un proceso que lleva tiempo, dedicación y mucho esfuerzo, paciencia y tres toneladas de huevos. La publicidad puede o no ser tu hit, tu camino o tu puente a esas pasiones que te construyen y sigues buscando día a día, pero al final; la vida, la publicidad, el amor o cualquier otra cosa requiere más que tu talento, más que tu bella sonrisa y tus ideas matadoras. Todo es un ciclo, nada termina, sólo toma nuevas rutas, nuevos comienzos para llegar al mismo punto; construir lo que dices es para ti. Quizá mañana ya no lo quieras pero sería muy reconfortante decir que cuando lo tuviste diste cuerpo, alma y corazón para que esa pasión llenara tu vida. En una de esas, redescubres tus ganas y te das cuenta que siempre sí, que amas ese camino y comienza la reconstrucción. Estás en el medio, quizá tienes muchos años o eres trainee con ganas de comerte al mundo, quizá llegaste por casualidad o te volviste adicto y no puedes renunciar. Sea como sea, debemos construir una propuesta de valor, debemos cambiar la forma de hacer publicidad, hay que proponer y tener claro que el camino es eterno, que antes de ti, muchos lo han logrado y no fue fácil ni renunciaron, que encontraron la fórmula mágica para sobresalir y vieron lo que tú también estás viendo pero no eliges cambiar. Porque siempre es más fácil huir a confrontar, porque sería más cómodo tener lo que queremos y no luchar por ello. Porque sería lindo, ser publicista sin ojeras, sin enojos o frustraciones pero así de fácil, la vida no sabe. Venga, que esto apenas empieza, ¡bienvenida publicidad! Imagen cortesía de iStock
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