Tengo para ti una carta. No es cualquier carta: es una que en principio era dirigida a mi hermana, pero terminó siendo pensada para mis lectores que están a punto de entrar a la Universidad o están empezando ese proceso. Siempre he pensado que es una etapa complicada y por eso mismo, aquí resumo algunos consejos que siento me habría gustado escuchar antes de entrar a ese momento de mi vida. Ojalá te sea útil y te transmita el amor con la que la escribí para Miriam, que para mí, ella es como una representante de todos ustedes. Querida Miriam: Las cosas han pasado tan rápido. Si cierro los ojos, aún puedo recordarnos a las dos paradas frente a un espejo: yo bailando y cantando con una sonaja que te había quitado y tú apenas aprendiéndote a sostener, tratando con todas tus fuerzas de seguir mis pasos. Recuerdo vívidamente este momento, porque aunque no lo creas, hoy después de dieciséis años, nos encontramos en la misma escena; con algunas modificaciones, claro. Hoy no tengo tu sonaja, no tengo esa playera de marinero, ni estoy bailando, pero estoy en mis últimos años de carrera, tratando de dar lo mejor de mí. En tu caso, debo confesar que no eres tan adorable como te veías a los once meses, pero eres aún más hermosa. Me sigues mirando como un modelo que quieres seguir y estás en ese momento, en el que aún no te atreves a caminar, pero no te has dado cuenta, que ya tienes un pie puesto delante de ti. Sé que hoy las cosas parecen grises y no sabes qué hacer. También entiendo que tienes miedo de lo que te deparan los próximos años, pero tengo para ti el primer consejo de esta carta y es bastante simple: es bueno tener miedo. Tal vez muchos difieran de esta opinión, pero siento que es una tontería y te estaría mintiendo si te dijera que por favor no tuvieras miedo. Es como cuando te dicen: no pienses en el color verde. ¿Qué es lo primero que llega a tu mente? Así es, el desgraciado color verde. No te puedo pedir que no tengas miedo porque sería como si te pidiera que no vivieras o que peor aún, que no sintieras. Es bueno que sientas esos nervios por las noches, que se te revuelva el estómago porque no tienes la menor idea de dónde vivirás o qué será de tu vida. Es increíble esa sensación porque ésta sólo significa, que estás frente a tantas oportunidades y por primera vez, puedes ir trazando tu viaje como buen marinero. Tampoco puedo decirte que no habrán noches de tormenta pero sí puedo asegurarte que tendrás muchos más días para recuperar todo lo perdido y el viaje será algo de lo que no te arrepentirás. Tengo mi segundo consejo para ti: trata de olvidar por un rato todo lo que te han dicho acerca de esta etapa. A los adultos nos encanta dramatizar todo y contar historias de terror de todo lo que nos pasa. No te estoy diciendo que todo será color de rosa, pero en realidad no es ni una pizca de malo de cómo te lo pintan. Su trabajo es decirte que seas cuidadosa, que no te desvíes de tus estudios y seas una buena mujer. Mi trabajo es un poco distinto y se resume en esto: ten muy presente lo que te dijeron mis padres, pero no te olvides de disfrutar absolutamente todo lo que estás a punto de vivir. No te olvides de quién eres pero tampoco te cierres a otras formas de ver el mundo. Aprende lo más que puedas de tu carrera, pero recuerda que en realidad de lo que más vas a aprender, es de las experiencias que tengas durante esos años. Aprovecha todo lo que el mundo tenga para ti, pero no olvides de enriquecer a éste con lo que tú tienes para él. Dicen que la mejor decisión, es la tomada. Si eres honesta contigo en lo que realmente quieres para tu vida y descubres eso que te apasiona hacer, que te quita el sueño y eriza tu piel, yo digo que no tienes nada que perder y estás lista para emprender el vuelo. Estoy segura que tomarás la mejor decisión de qué estudiar si sigues este simple consejo. Quisiera decirte tantas cosas, pero creo que no debo adelantarte tanto lo que va a venir porque le quitaría el sentido a muchos momentos. Sin embargo, no puedo dejarte sin darte mi último consejo y se resume a esto: no dejes morir a esa niña tan adorable. No importa si hay momentos que la sueltas por un tiempo, pero siempre recuerda regresar a ella cuando sientas que las cosas no van bien. Ella sabrá qué es lo mejor para ti y le brindará color a tu vida. Querida Miriam, enséñale al mundo de lo que estás hecha. Abre tus alas y ten confianza en lo que tu corazón te diga. Como te dije, todo pasa tan rápido y en realidad, lo que menos sobra en este mundo, es tiempo. Da ese segundo paso con seguridad y emprende ese camino que sólo te pertenece a ti. Buena suerte.
Comentarios