Antes, anotan los sociólogos, usábamos las redes sociales para informarnos, para ponernos de acuerdo y vernos en la calle; hoy, usamos la calle para ponernos de acuerdo sobre la hora en la que nos veremos en las redes sociales. Tal actitud vital ha hecho que seamos sedentarios. ¿Qué es ser sedentario? Es tener, dice la RAE, poco movimiento. Sin movimiento, sabemos, deviene la muerte, una muerte que empieza matando el espíritu. Si siempre tenemos los mismos estímulos siempre tendremos las mismas respuestas, y al tener siempre las mismas respuestas, ¿qué somos? Máquinas. ¿Son las máquinas capaces de comunicarse con los humanos? No. Las máquinas son simples medios para comunicarnos, mas no son entes con los que podemos comunicarnos. La quietud extrema hace que engordemos, además, nuestra panza y nuestro ego, ya que en redes sociales todos somos, decimos, estrellas, consultores, expertos, gígolos, actrices, modelos, fundadores y padres fundadores de empresas, de naciones y hasta de planetas. Estar quietos atrofia nuestra capacidad de movimiento. Todo, creemos, está en internet. Y sí, es verdad, pero observemos que en internet están, mejor dicho, los símbolos de todas las cosas, mas no todas las cosas. En internet hay páginas de amor, pero no amor; hay, sí, catálogos de coches, libros, índices de sabios, pero no sabios, pero no un verdadero contacto con los sabios, por ejemplo. Hay, en internet, vídeos para todos y sobre todas las cosas, pero no experiencias. Las experiencias, honestamente, no se adquieren frente a una pantalla. Qué feo sería que al otro mundo nos lleváramos sólo vídeos de YouTube y «likes». ¿Qué le importa a Dios que tengas un millón de seguidores si no sabes hablar o predicar con el ejemplo? La ejemplaridad no se gana con retuits. Coca Cola, sabedora de que las campañas con motivo social venden más, nos impele a no ser sedentarios, a salir a la calle, a hacer ejercicio. ¿Qué opinan?
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