Hace algún tiempo que la publicidad ya no es eficaz con sólo presentarse ante la audiencia. En estas épocas cada rol, cada espacio, cada aparato te envuelve; a veces sales de uno para entrar en otro y en casos extremos, nunca sales del escenario virtual mientras sigues en el auto, en la escuela, en el trabajo. Por ello, la publicidad ha echado mano del storytelling. La función de esta herramienta es convencer no sólo a la parte racional, sino a la emocional tratando de evocar sentimientos, recuerdos, texturas, olores y sabores para que la experiencia sea más completa y así poder “enganchar” al público meta. Sin embargo, ésta no se refiere únicamente a los textos, va más allá, es una estrategia completa. Antes, la estrategia de ventas se enfocaba en decir lo bonito de los productos; después se tuvo que escuchar lo que se demandaba; ahora se combinan ambas, pero en vez de planear todo con base en alguna de las dos, se plantea primero el sentimiento a contagiar. A partir de allí la campaña se desarrolla. Las personas buscan nuevas vivencias, emociones y distracciones, por lo que una historia bien contada, una trama interesante y una sorpresa en el relato son la clave para un buen storytelling, características que se logran a base de mucha práctica, mucho entrenamiento para afinar la sensibilidad y plasmar de manera natural lo que se quiere transmitir. Aquí un ejemplo de storytelling que utiliza la editorial Random House Mondadori. No imaginarás el final. [youtube]http://www.youtube.com/watch?v=oX1LM9HIk_s[/youtube]
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