¿Cuántas veces nos hemos preguntado qué se necesita para ser un buen creativo? ¿Qué es lo que hace a un creativo pensar una campaña de publicidad? ¿Cómo es que llegan a ideas que a nadie se le han ocurrido y cómo le hacen para encontrar ese pensamiento lateral? Que si hay que leer mucho. Que si hay que ir al cine. Que si hay que escuchar música. Que si hay que ver libros de publicidad. Que si escribir en redes sociales. Que si hay que fumarse la alfombra. Y una infinidad de “que sis”. Y sí. Todo esto funciona. Bueno. De la alfombra tengo mis dudas. Pero por lo demás, obviamente es necesario saber lo que está pasando en el mundo y lo que la gente ve. Hay que ver novelas de vez en cuando y darle una checadita esporádica a Laura de América, que, por qué no decirlo, a veces es muy divertido. Los que nada más vean cine de Buñuel, sólo escuchen Bauhaus o no lean más que a Bukowski estarán incompletos. Obviamente tenemos gustos y preferencias y no quiero decir que sea necesario tener a RBD en nuestro playlist, pero en algún momento podría ser la banda favorita de nuestro target y por lo menos hay que tener idea de qué es y cómo suena. Leer libros de publicidad me parece una buena idea, pero sólo para saber qué hay en el mundo publicitario. He visto a mucha gente que los ve mientras pelotea e, inevitablemente, acaban “inspirateándose” alguna campaña. Hay libros bastante didácticos que traen tips o técnicas para pensar conceptos o para desarrollar ideas publicitarias. Creo que pueden funcionar cuando no tienes la más mínima idea de cómo enfrentarte a un brief. Las redes sociales son algo que está cambiando el mundo. La gente genera su propio contenido y sus propios medios. Son una herramienta importante que nos permite conocer otras formas de pensar, adelantarnos a las noticias y hasta generarlas. Es bueno tener tu cuenta y hacer uso de ella lo más que puedas, ya que te va a quitar el miedo a escribir lo que piensas y te va a obligar a hacerlo bien, por lo menos sin faltas de ortografía. Así, podríamos platicar de muchas cosas y “secretos” para ser creativo, pero para mí hay algo que es mucho más importante. Algo que no sólo te ayuda a aclarar tus ideas, sino a pulirlas y priorizarlas. Que hace que te enfoques y no te salgas del objetivo. Que te ayuda a desgastarte y a frustrarte menos. Disciplina. Una palabra muy trillada pero muy poco usada. Y si no me creen, les voy a contar el día a día de un creativo promedio en una agencia promedio (claro que hay excepciones, pero no estamos hablando de ellos). Llega a las 10 de la mañana. Prende su compu mientras saluda a todos sus compañeros. Platica un poco de la fiesta de ayer o del partido o de las noticias o de lo que sea y se sienta a revisar su mail. Pero algo le falta. Se levanta rápidamente y va a la cafetera por su cafecito. Eso en el mejor de los casos, porque otras veces sale a comprar algo de desayuno. Ahí, obviamente, ya se encontró a alguien y conversa un poco más. Ahora sí, regresa y se sienta a ver sus mails con calma, para esto ya son las 11 de la mañana. Entre que checa su hotmail, su gmail, Facebook, su Twitter, el nuevo video de Chip Torres y, de paso, el mail de la agencia, ya le dieron las 12 y por fin se sienta con su equipo a revisar pendientes del día. Después de hablar de los proyectos, de los de cuentas, de la nueva de planning y del toquín del jueves, cada quien se va a hacer lo suyo. Pero ya es la 1:30. Hora de comer. Salen, regresan como a las 3 o 3:30. Algunos hasta las 4 y se sientan a la compu. Pero después de comer, nada mejor que un café, así que otra vez van a servírselo. Se encuentran a un par de colegas en el camino y platican de lo que les pasó en la comida o en el elevador o en la vida y regresan a su lugar. Tienen un par de juntas con cuentas y, cuando por fin se sientan a pelotear, ya son las 6 de la tarde. Obviamente, esa hora ya están pensando más en que se quieren ir, en que otra vez no pudieron ir al cine, en que el brief está rarísimo y, para no hacer la historia más larga, terminan saliendo a las 12 o 1 de la madrugada. Como se desvelaron, al otro día se levantan tarde y el círculo comienza de nuevo. ¿Pero qué pasaría si un día decidimos llegar un poco antes? (Obviando el tema del tráfico del DF) ¿Y al llegar, ponernos a trabajar? Si queremos checar otras cosas, entonces llegar mucho antes, pero a la hora de trabajar, hacerlo. Enfocarnos en pensar, en escribir, en pelotear. Sí divertirnos, sí pasarla bien, pero mientras trabajamos. Que la diversión llegue mientras trabajamos y no que el trabajo interrumpa nuestra diversión. Que el de cuentas no tenga que estarnos correteando, que el Director Creativo no tenga que estarnos queriendo revisar cada hora porque si no, no nos enfocamos. ¿Qué pasaría si decidiéramos dejar unos cuantos clichés de lado y nos tomáramos más en serio lo que hacemos? Disciplinarnos. Suena tan sencillo y es tan complicado. A veces confundimos ser creativo publicitario con ser un ave libre que vuela por el firmamento sin ninguna atadura y descripciones por el estilo (hablando de fumarse la alfombra). Pero yo no lo creo. Ser creativo publicitario es un trabajo, un compromiso y una gran disciplina. Sólo es cuestión de enfocarnos en lo que tenemos que hacer y, si no podemos por lo menos intentarlo, entonces tal vez lo que necesitamos no es un Director Creativo, es una niñera.
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