Estar en una agencia es el sueño de todo creativo. ¿Quién no acarició la ilusión de trabajar bajo los grandes nombres que hicieron historia con las marcas? ¿Quién no deseo estar en los zapatos de los creadores de importantes campañas? ¿Quién no alzó los brazos para alcanzar las estrellas a lo Leo? Yo también tuve ese sueño, pero la vida me sorprendió con algo diferente. Comencé en medios, y sí, como creativa. Entonces entendí que las posibilidades son muchísimas: empresas, centrales de medios, agencias especializadas, eventos… Ahora, con la era digital, se multiplicaron las opciones. Claro, el creativo de agencia y el de medios tiene sus diferencias en fama, gloria y ego, pero también en procesos, ritmo y objetivos de trabajo. Se los explicaré o intentaré hacerlo. Les contaré lo mejor y lo peor de los dos mundos. En medios existen dos áreas: in-house y comercial. El In-house es como una agencia, pero “mejor”, porque el dueño de la marca está en casa. El objetivo es capturar audiencias. El trabajo es más acelerado, con piezas que salen al aire ya; pero es enriquecedor, porque se puede participar en todo el proceso. En el área comercial se persuaden a las marcas para que pauten. Ese es el negocio, no la creatividad. Aunque la innovación está en convencerlos, en generar estrategias y formatos que impacten. Como hay una gran fuerza de ventas que le da precisamente prioridad a vender, se debe tener además de paciencia y carácter, la flexibilidad de cambiar el chip para trabajar en una semana con variedad de clientes, grandes, pequeños y soñados. Todos quieren el presupuesto más pequeño, así que sí, se debe ser muy creativo. Su “pero” más grande, es que pocas veces las mejores ideas ven la luz. Lo que me gusta de la agencia es su objetivo de construir marca con cada estrategia. Pueden trabajar con las necesidades reales del cliente. Se cuida mucho más la producción de una pieza y se tiene la fortuna de verla publicada, la mayoría de veces como se pensó. Hay un equipo fijo de trabajo con un ejecutivo a bordo sin presión de comisión. Pero existe un alto grado de competencia por premios, ideas y fama, y después de dos o tres años con la misma cuenta, el cansancio es inevitable. Como les dije antes, las posibilidades son muchas, éstas son tan solo dos caras de la moneda. Limitar el trabajo de creatividad a una agencia es pensar de forma limitada. Así que sean creativos, sin importar el tipo de creativos que sean o quieran ser. Imagen cortesía de iStock
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