Hace poco escribí un breve artículo sobre el origen de la palabra “deadline” y hoy es el turno de otra palabrita muy usada en nuestra profesión. En este caso, el término es “lobby”, esa maniobra o serie de maniobras diseñadas y ejecutadas para influenciar a una o varias personas. La historia tiene que ver con el hotel Willard, un célebre establecimiento ubicado a dos cuadras de la Casa Blanca, en Washington. Esa ubicación privilegiada ha hecho que muchos famosos se hayan hospedado allí, entre ellos Abraham Lincoln, Mark Twain, Walt Whitman, Charles Dickens y Martin Luther King. Ya desde la década de 1860, el Willard era lugar de reunión para cientos de clientes que llenaban su enorme bar y salón comedor, y se llenaban de pescado, ostras, venado y champagne. Uno de ellos era Lincoln, que se reunía en el Willard con un detective privado para evaluar posibles intentos de asesinato -esas reuniones fueron un fracaso, como se sabe. Pero el origen de la palabra se debe al también presidente de los Estados Unidos Ulysses S. Grant (entre 1869 y 1877), quien, según se dice, pasaba tanto tiempo en el lobby del hotel bebiendo brandy, que aquellos que deseaban un favor de él lo iban a buscar allí. Por eso el término “lobbyst” en aquel país, luego popularizado en todo el mundo. El hotel original fue construido en 1816, pero su estructura actual de 12 pisos se realizó en 1901 y fue renovada en la década de 1980, con lo que retornó a su antigua gloria. Hoy, el lobby y el bar están abiertos al público. Así que ya saben: si desean o necesitan hacer lobby por algo, no hay mejor lugar que el hotel Willard en Washington. (Fuente: Atlas Obscura)
Comentarios