Entre publicistas se habla mucho sobre las injustas condiciones que enfrenta una agencia al momento de aspirar a ganar una nueva cuenta. Si bien, como industria tenemos que valorar mejor nuestro trabajo y exigir condiciones más justas. Hoy quiero hablar de la cara bonita de un pitch (al menos para mí).
Recibir la invitación para participar en un pitch es como ser convocado a la selección mexicana (insisto, para mí). Saber que vieron potencial en el trabajo de la agencia, es una especie de reconocimiento al que no le puedes ser indiferente.
No hay pitch sin desveladas, sin incertidumbre y sin prisas. Se trata de sacar lo mejor del equipo en el menor tiempo posible, se trata de ser ¡CREATIVOS! y eso es lo que lo hace hermoso y adictivo.
Enfrentarse a agencias y a colegas que admiras, es el ingrediente que le pone sazón a estar dentro de un pitch, pero enfrentarse a la hoja en blanco y a las posibilidades infinitas de un buen brief, es el plato fuerte que más disfrutamos en el equipo. ¿Masoquistas?, quizás. Pero tener un brief en las manos y saber que puedes ser tú quien aporte la idea ganadora, te devuelve la pasión de ser publicista.
Sí, no todos los pitches se ganan, pero todos hablan de ti, por eso la exigencia es doble y no se llega con una propuesta “safe”, se trata de llegar con una propuesta provocativa, capaz de marcar un antes y un después en la comunicación de la marca. Y cuando se gana, cuando te dicen que tu propuesta no solo cumplió el brief sino que lo llevó más allá… eso te da para amortizar lo más ingrato de la industria y de la profesión.
No pretendo romantizar el pitch, solo comparto esta reflexión personal que llegó a mí mientras nos enfrentamos a resolver 3 briefs de pitch, con la confianza de que en Birth Group tenemos un equipo apasionado y enamorado de cada proyecto que tiene en las manos.
Escrito por Ángel Sánchez- Creative VP en Birth Group angel@birth.mx
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