Hace unos días fui con mis padres a un café. Desde la entrada, el lugar me pareció terrible: lo vi desordenado. Los muebles en el local no eran armoniosos, parecían sacados de la casa de la tía abuela. El aspecto en general era desaliñado. La mesonera que nos atendió era una persona mayor, fue un poco extraño en mi ciudad porque generalmente en los cafés quienes te atienden son personas jóvenes (no digo que sea malo, sólo que fue extraño). Sin embargo, no puedo negar que nos atendió con mucho cariño; y, el café, producto como tal, estaba sabroso. Si tuviera que darle una calificación, le podría 3/10. Y no, no volvería a ir.
Lo interesante de este cuento es el comentario de mis padres: ¡les encantó! Cuando les pregunté qué les pareció el lugar me dijeron que se habían sentido muy cómodos. Que la acústica del lugar era muy agradable, podían conversar tranquilamente. La música estaba buena, la atención de las mesoneras fue óptima y el café estaba espléndido. Sin duda, volverían a ir.
¿Qué? ¿Acústica?
Mis padres habían visto cosas que yo no noté y creo que jamás lo habría hecho porque no soy el target. ¿Sí lo ven? Los muebles hogareños, las señoras atendiendo, la música de Alejandro Fernández, ¡todo estaba pensado en ellos! En su público, uno mucho más adulto que está buscando un lugar donde sentirse cómodos mientras conversan y se toman su cafecito de la tarde.
Fue una cachetada de la teoría. Fascinante y reveladora.
La teoría dice, de acuerdo al Diccionario de Términos de Mercadotecnia de la American Marketing Asociation, que la segmentación del mercado
“es el proceso de subdividir un mercado en subconjuntos distintos de clientes que se comportan de la misma manera o que presentan necesidades similares. Cada subconjunto se puede concebir como un objetivo que se alcanzará con una estrategia distinta de comercialización”.
Esta segmentación hará que conozcas a tu público y que sepas cómo venderles. El clásico y viejo “yo le vendo a todo el mundo” quedó en el olvido. “Todo el mundo” no existe. Hoy en día la competencia es brutal. Puedes salir a la calle y ver como otros venden lo mismo que tú, es decir, satisfacen una misma necesidad. Así que llegarle a nichos de mercado, conocer sus gustos y deseos, será tu arma secreta. Tendrás en tus manos la información correcta y a partir de allí, la realización de tus estrategias.
Ahora bien, ¿cómo segmentar?
Sé que quienes apenas inician su marca personal y no saben mucho de mercadeo, tienen a confundirse y no saber cómo empezar. Bueno, ¡vamos a hacerlo juntos! Lo que debes hacer primero es conocerte, es decir, qué haces técnicamente. Luego, segmentamos.
Un ejemplo buenísimo:
Ayer, estaba buscando inspiración para unas fotografías que debo tomar y me encontré con Laia Cantenys. Laia es fotógrafa pero no cualquier fotógrafa. Ella se especializa en marcas personales. En su descripción, menciona que se dedica a fotografiar mujeres que no están acostumbradas a ser fotografiadas, las ayuda a sentirse cómodas y seguras frente a la cámara. Continúa hablando de la belleza de la mujer y ciertas incomodidades que sienten al tomarse fotos por primera vez. Asegura que será su guía, su amiga.
¡Brutal! Tiene súper todo bien definido.
¿Sí lo ves? Eso que haces puedes segmentarlo. Dirigirlo a señores que se sientan cómodos en los muebles hogareños o tomar fotos a chicas inseguras frente a la cámara.
Piensa, investiga, ve a tu competencia y ¡segmenta! Busca tu nicho de mercado. De ahí en adelante, con dedicación serás referencia en tu mercado.
AUTOR Macsy Morán Publicista, casi magister en Gerencia de empresas, mención mercadeo. Actual asesora de mercadeo. Amante de la fotografía, el liderazgo y el latte con vainilla. Encuéntrame en Instagram como Macsy Moran y en Twitter como @macsymoran
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