Hay muchas historias sobre artistas célebres que, por una u otra razón, mantuvieron sus trabajos diurnos. T.S. Eliot es uno de ellos: mientras escribía “La tierra baldía”, supervisaba cuentas para el Lloyds Bank. El artista plástico Willem de Kooning pintaba carteles, Philip Glass instalaba lavaplatos, el poeta Wallace Stevens se desempeñaba en una empresa de seguros, Jorge Luis Borges dirigía una biblioteca (por lo menos tenía que ver con su talento) y un largo etcétera.
Algunos creen que estos trabajos diarios y tal vez rutinarios les sirven a los artistas para recargar las pilas y crear mejores obras. El músico y productor Brian Eno opina lo contrario: “A menudo me invitan a dar charlas en escuelas de arte y después no vuelven a invitarme, porque lo primero que les digo a los estudiantes es que no deben tener un trabajo”. Para Eno, eso no significa recomendarles que no hagan nada, sino que traten de hacer lo que ellos quieran hacer con su tiempo para aprovechar sus posibilidades al máximo.
El tipo, consciente de que lo que sugiere no es fácil, quiere “trabajar para un futuro en el que todos estén en condiciones de hacer eso” a través de una especie de ingreso básico garantizado para cada miembro de la sociedad. El problema (uno de ellos) es que si ese ingreso resulta demasiado alto puede llevar a la sociedad, y al artista, a una zona de confort y de carencia de limitaciones que no favorezca la creatividad. Daniel Lanois, que colaboró con Eno en varios álbumes de U2, entre otros proyectos, dice que él aprendió esa lección trabajando en experimentos sonoros a partir de solo cuatro cajas de las que extraían sonidos. Lanois asegura que los mejores resultados artísticos proceden de trabajar bajo circunstancias limitadas. El mismo Borges afirmaba que, en ocasiones, la existencia de la censura despierta la imaginación y la creatividad del artista.
Suena un poco extremo, es cierto. Pero convengamos que en el terreno de la creatividad publicitaria, puede suceder que las múltiples limitaciones impuestas por los clientes lleven al nacimiento de una idea innovadora. Insisto: puede suceder… Mientras tanto, mantengamos nuestro trabajo diario. Por el momento, no queda otra.
(Fuente: Open Culture)
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