No había visto este comercial del Hyundai ix35, realizado en Gran Bretaña en 2013, pero lo vi cuando me enteré de la historia posterior. El aviso se propone destacar que las emisiones del auto son 100% agua, y lo hace mediante una situación por lo menos polémica: vemos a un hombre que cubre las ventanillas del coche con cinta y luego lo arranca con la puerta del garage cerrada. Claramente, se quiere suicidar. Sin embargo, como las emisiones del auto son agua, su intento falla. La aparición del comercial despertó la ira ya habitual en Twitter, pero las reaciones fueron más allá, porque inspiró una carta abierta de la escritora Holly Brockwell, dirigida a Hyundai y a la agencia responsable del aviso, Innocean. El tema es que el padre de Brockwell se suicidó del mismo modo que se describe en el anuncio. Aquí, la tremenda carta:
Estimados Hyundai y su agencia de publicidad, Innocean: Este es mi papá (foto). Su nombre es Geoff. Se casó con mi mamá en los 80 y tuvieron dos niñas, los amores de su vida. Esta es la nota que dejó cuando se suicidó en su auto: (imagen) Y este es su nuevo aviso. Como creativa publicitaria, quiero felicitarlos por haber logrado la reacción visceral que todos buscamos. Por haberme impulsado a compartirlo en mi cuenta de Twitter y en mi blog. No quiero felicitarlos por haberme hecho llorar por mi papá. Cuando su aviso salió al aire, y vi las escenas bellamente filmadas de ventanillas de auto cerradas con cinta, comencé a temblar. Temblé tan violentamente que dejé mi bebida por temor a volcarla. Y luego comencé a llorar. Recordé haber mirado por la ventana para ver a la policía y una ambulancia, preguntándome qué había pasado. Recuerdo a mamá sentándome para explicarme que papá se había ido a dormir y que no se iba a despertar, y que no, no iba a poder llevarme al cumpleaños de mi amiga la próxima semana. No, no podía volver del cielo solo por ese día, pero si pudiera le gustaría hacerlo. Recuerdo haberme enterado de que él había muerto sosteniendo el conejo de juguete de mi hermana. Sorpresivamente, cuando llegué a la conclusión de su aviso, cuando vemos que en realidad el hombre no ha muerto gracias a las emisiones limpias de Hyundai, no paré de llorar. No sentí que mis lágrimas estuvieran justificadas por el entretenido mensaje. Me sentí vacía. Y enferma. Y quería a mi papá. Comprendo mejor que muchos la necesidad de hacer algo que se note, algo de lo que se hable, incluso algo escandaloso para conseguir que la gente lo vea. Lo que no comprendo es por qué un grupo de extraños me acaban de hacer llorar para venderme un auto. Por qué me tienen que recordar ese horrible momento en el que supe que nunca vería otra vez a mi papá, y todos los momentos desde entonces en los que él no ha estado. Esa fiesta de cumpleaños. El día que me entregaron las calificaciones. Mi graduación. He trabajado en cuentas de automóviles. De hecho trabajé para Honda durante casi un año. Curiosamente, ni una vez me pareció que la mejor manera (la más inteligente, la más creativa) de publicitar sus productos era recordarle a la gente qué horrendo evento es un suicidio. Curiosamente, yo podía, y aún puedo, pensar mil ideas más interesantes y creativas que no me hagan sentir que perdí a mi papá otra vez. Por eso les quiero pedir que la próxima vez que le quieran contar al mundo una innovación en el diseño de automóviles, lo piensen un rato más. Piensen en mí. Piensen en mi papá. Y en las miles de víctimas de suicidio y en las familias que dejaron. Mi papá nunca condujo un Hyundai. Gracias a ustedes, yo tampoco lo haré. Cordialmente, Holly Brockwell
No solo Hyundai y su agencia tienen bastante para pensar. Nosotros también. (Fuentes: ew.com; hollybrockwell.com)
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