Como ya sabemos, la innovación es un gradiente que se puede utilizar en cualquier campo o área para generar “soluciones nuevas”. Pero, ¿cuál es esa parte divertida de la innovación? Veamos… De inicio, el espacio donde trabajamos debe ser parte importante de la diversión. Debemos construir el ambiente perfecto para nosotros. Para innovar se necesita un sitio que genere libertad para poder experimentar. Es decir, ese “ambiente perfecto” nos debe permitir fluir nuestro gradiente de innovación. Ya sea que estemos en un estudio, un taller o un laboratorio (dependiendo nuestra especialidad), este debe ser un espacio seguro y abierto, donde nos sintamos cómodos. Si nuestro lugar no nos inspira, nos volveremos inflexibles, los procesos de innovación serán rigurosos, lineales y no tendrán éxito. Solo conseguiremos estresar nuestra energía creatividad sin ningún resultado nuevo. De ahí radica la importancia de que existan espacios que motiven y sea entretenidos, sobre todo si estamos en áreas creativas o de diseño. Otro punto divertido justo cuando estamos experimentando, es que abrimos nuestra capacidad mental para cambiar de perspectiva, rompemos con ese pensamiento lineal y lo volvemos lateral. Ahí es donde empieza la diversión. El pensamiento lateral activa las ideas más creativas, más locas que incluso pareciera que son parte de un “juego improductivo”… pero no, resultan ser lo contrario, en ese tipo de ideas “divergentes”, podemos encontrar las soluciones más innovadoras. El punto es tener confianza en nosotros y atrevernos a hacer cosas que quizá de inicio resulten poco tradicionales. Veamos, simplemente cambiar espontáneamente la forma de nuestro proceso creativo… nos dará un resultado diferente que nos puede abrir el gradiente de innovación para programar un nuevo diseño o proyecto. Ahora, este caos creativo que conlleva nuestro pensamiento lateral, nos da pauta para ordenar y analizar la información que tenemos de nuestros proyectos, es decir, sabemos como creativos que “después del caos viene el orden”. Pero ojo, también debemos estar conscientes que muchas veces las ideas no van a funcionar porque necesitan madurar, la innovación implica riesgo, implica equivocarnos y eso también es lo divertido. Será divertido porque al fallar podemos encontrar alternativas que ni siquiera habíamos contemplado, y con esto generarnos nuevo conocimiento, nuevas experiencias que finalmente sí nos van a llevar a la innovación. ¡Vaya! lo divertido es ir aprendiendo en el proceso. Me despido, soy Erika, necesitamos un poco de caos y de diversión, para hacer que la innovación realmente funcione. Ustedes ¿qué opinan? ¡Hasta la próxima!
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