El panorama laboral publicitario actual no es un camino de rosas y, ante la necesidad de encontrar un empleo que les ayude a sobrevivir, cada vez son más los profesionales que se deciden a emprender de manera autónoma en este sector. Todo comienzo, y más si es en algo nuevo, puede resultar complicado y presentarnos infinidad de problemas que ni tan siquiera nos habíamos planteado. Cuanto mejor planifiquemos el futuro de nuestra empresa, más fácil nos resultará llevarlo a cabo, por ello hoy vamos a hablar de los asuntos básicos que debemos tener claros antes de emprender: Pasión y ganas: desde mi punto de vista, lo primordial a la hora de emprender es tener una idea de negocio que te apasione y haga que todos los días te despiertes con ganas de seguir luchando por hacerla realidad. Ya que has tenido el valor de convertirte en tu propio jefe, intenta por encima de todo disfrutar con tu trabajo. Formación y aptitudes: como en cualquier otro sector, es necesario haber adquirido la formación y experiencia necesarias para poder llevar a cabo tu actividad profesional. Además, debes tener capacidad de adaptación y la voluntad de seguir aprendiendo constantemente, pues en el mundo del emprendimiento, al igual que en el de la publicidad, hay que saber un poco de todo y renovarse constantemente prestando atención a las nuevas tendencias, avances y técnicas. Recursos: por lo general, para empezar a trabajar de manera autónoma en publicidad no es necesaria una gran cantidad de dinero, no obstante, si será necesario contar con unos recursos básicos, tanto monetarios como materiales y personales. Deberás hacer una previsión de qué es lo que necesitarás en estos tres ámbitos: probablemente, ya tendrás tu propio equipo informático y los programas necesarios para desarrollar tu actividad. En cuanto a los recursos financieros, sino cuentas con unos ahorros que te permitan empezar con tu actividad y cubrir los gastos iniciales, deberás encontrar inversores (que pueden ser familiares o amigos), concursos en los que se premie al ganador monetariamente, subvenciones… También será muy importante contar con recursos personales como el liderazgo, la capacidad comunicativa, la seguridad y la profesionalidad. Dependiendo de la actividad que desempeñes, es posible que puedas necesitar un socio o varios que cubran las aptitudes de las que nosotros carecemos. Plan de negocio: este documento recoge todos los aspectos básicos entorno a la empresa que debemos solventar para emprender. Entre ellos, están la actividad de la empresa, los clientes clave, los costes e ingresos, la red de proveedores, etc. En otro artículo hablaremos de ello, no obstante es importante saber que éste es un documento que está en constante modificación, por lo que no debemos obsesionarnos con él. Una marca: aunque podamos creer que cuando emprendemos en solitario no es necesario tener una marca, esto no es así. Una marca es la representación de unos valores, un estilo y una manera de trabajar, y en comunicación más que en cualquier otro ámbito, es vital que esto quede definido a través de una marca personal. No obstante, cabe recordar que la imagen de marca dependerá siempre de nuestra labor, por lo que es necesario que exista coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. Conocimiento del sector y de otros profesionales que ya han recorrido el camino que ahora tú emprendes o uno similar. Más que realizar un análisis de la competencia, se trata de conocer bien el sector en el que te adentras y de tratar de relacionarte con tantos profesionales como te sea posible. Las sinergias en publicidad suelen ser muy productivas, por lo que tener una nutrida red de contactos nos será de gran utilidad. Para ello, asiste a los eventos del sector y aprovecha todas las necesidades de networking que se crucen en tu camino. Apoyo: emprendiendo se disfruta, pero evidentemente, también hay momentos en los que se sufre. El hecho de no contar con compañeros de profesión en la aventura de montar tu propio negocio ya es suficientemente duro, no te aísles también de la gente que te quiere. Y, siempre que te sea posible, trata de rodearte de otros profesionales en tu misma situación y aprovecha todas las oportunidades al alcance de tu mano: antiguos jefes y compañeros de trabajo, profesores y compañeros de universidad… Todo asesoramiento y ayuda será poca. Colaboraciones y asociaciones: no siempre lo sabremos y podremos controlarlo todo, por lo que habrá momentos en los que para poder ofrecer un resultado satisfactorio y profesional a nuestros clientes, debamos contar con ayuda externa. Para ello, podemos establecer una red de colaboradores externos a los que recurrir cuando los necesitemos de manera puntual, como freelances. Otra opción es crear asociaciones con otros profesionales en tu situación. En este caso la ayuda es mutua, tú puedes ofrecerles tus servicios en los proyectos en los que ellos te necesiten y viceversa. En estas situaciones se puede establecer, por ejemplo, que el profesional “invitado” obtenga un porcentaje de los beneficios de dicho encargo. Decisión: aunque sea muy importante planificar, también lo es ser decidido y tener valor para poner en marcha nuestra idea. Un error común de muchos emprendedores es el miedo a no tenerlo todo lo suficientemente claro y controlado como para dar el paso de empezar en serio. No debemos permitir que el miedo a la incertidumbre nos paralice, tenemos que valorarnos y ser capaces de identificar cuándo estamos los suficientemente preparados profesional y personalmente para dar el primer paso de este gran viaje. Imágenes cortesía de Shutterstock
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