Reclusos humanos es el departamento que lidera las prácticas más desastrosas e inhumanas, son los primeros en separar a los colaboradores en empleados de primer, segundo y tercer nivel utilizando los sub sistemas que tantos años costaron instituir a nivel mundial. Esas prácticas generan zozobra, molestias o problemas internos, un claro ejemplo son las evaluaciones del desempeño que no incluyen un trabajo técnico, hacen fórmulas y crean nuevas ideas que entre comillas las teorizan para validar, pero lo único que hacen es generar malos climas laborales.Si se evalúa a un colaborador sin tener estándares técnicos, que se levanten considerando la Psicología Industrial, la Antropología laboral y el SENTIDO COMÚN, nunca se tendrán resultados fiables que ayuden a mejorar, son solo estrategias para cumplir con certificaciones internacionales o exigencias del jefe, luego publican un ranquin sin importar como conseguimos los resultados, es decir si hago más transacciones o más ventas pero maltratando al cliente RRHH solo publica el ranquin sin indagar más allá. Otra práctica en las organizaciones es la búsqueda de integrar al personal, hay políticas claras que generan sentido de pertenencia, entre las más sencillas están los festejos de cumpleaños de los colaboradores, esta BPTH (Buena Práctica de Talento Humano) se la suele prostituir cuando se le festeja a un gerente o a un jefe con bombos y platillos llevándolos a comer en hoteles o restaurantes 5 estrellas en los que están invitados solo un grupo de escogidos gerentes, jefes, secretarias y otros cargos especiales, sin importar que sean horas laborables, mientras el resto de trabajadores a seguir con su trabajo; pero si el cumpleaños es de un obrero se acercan los compañeros soplan velas en un pastelito fuera de horas laborales para evitar que los de RRHH les sancionen. Estas dos prácticas son un pequeño ejemplo de cómo se divide a los funcionarios en empleados de primer, segundo y tercer nivel, como reza la canción esto aquí finaliza, un botón basta de muestra los demás a la camisa. Imagen cortesía de iStock
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