Las campañas no son exclusivas de la publicidad; la política, el deporte, la religión y cualquier industria o grupo social tienen campañas en todo momento, pues podríamos definirlas como el esfuerzo mediático mediante el cual quieres transmitir, o imponer, tu propia idea a los demás. Sin embargo, en los últimos años hemos visto cómo el odio se ha convertido en el factor común de todas éstas, pues pareciera ser que es más fácil ridiculizar, humillar o atacar, que construir, unir y trascender. A continuación te citaré varios ejemplos de campañas de odio que posiblemente ni siquiera te habías dado cuenta que lo eran. Nicolás Alvarado y su berrinche contra Juan Gabriel Por lo sucedido en las últimas semanas, podríamos llamar a Nicolás como “Señor Odio”, pues la columna que publicara en el diario Milenio la escribió con la finalidad de, por un lado, exponer el repudio que éste siente no solo por Juan Gabriel, sino por todo lo que él representa, y por otro, despertar el odio hacia él mismo, pues al ser un renombrado escritor, por supuesto que él se lo esperaba, se los puedo asegurar. Lo triste del asunto, es que los medios cayeron redonditos ante su provocación, multiplicando este oscuro sentimiento en cada medio y red social que tuvieran disponible, porque “eso es lo que vende”, ¿cierto? Larousse, porque #NoEsLoMismo educar que segmentar Como redactor, soy una de las primeras personas en aplaudir cualquier esfuerzo por educar a una sociedad separada de la lectura, y por consecuencia, de la escritura. Sin embargo, soy un detractor total de cualquier campaña que, a través de la injuria, busque segmentar entre los que “saben escribir” y los que no. Y esto, desde mi humilde opinión, es lo que ha hecho la campaña #NoEsLoMismo de Larousse, pues jamás comunica cuál es la solución que promueven. Estoy seguro que no tendríamos una mejor sociedad si todos dedicáramos un tiempo de nuestra vida a leer un diccionario. Creo que la educación y la cultura, se adquieren a través de la generación y transmisión de buenos hábitos, pero jamás de la segmentación o exclusión, ¡jamás! La ‘Marcha por el odio’, perdón, por la familia Cuando sabes que hay dos facciones que no se entienden, que se repelen, que se “odian”, entonces, ¿qué debes hacer? Fácil, ponlos a pelear. Tal pareciera que esa es la lógica que ha reinado en los últimos años en todo el mundo, y México no ha sido la excepción, ya que después de ser objeto de una serie de ataques de parte de Donald Trump, ¿por qué no pelearnos entre nosotros? Tal pareciera ser que ese fue el pensamiento de los organizadores de la “Marcha por la familia”, un movimiento que tenía como objetivo el “cercenar los derechos de otros”, como lo expuso Denise Dresser en Facebook, pues buscaba mantener los “derechos de la familia natural”, donde excluyen a cualquier unión que no sea heterosexual, pues ello tendría serias consecuencias en nuestra sociedad, según ellos. Lamentablemente, lo que realmente sucedió es que vimos mensajes de odio por todas partes, por un lado, los que se sentían agredidos por no ser considerados como “naturales”, por el otro, los que creían ser superiores a los otros por tener una orientación sexual diferente, y finalmente, los que aprovecharon todo el revuelo para generar más odio entre ambas partes, porque… “eso vende”, ¿no? Cabe mencionar que mi reflexión sobre las campañas de odio no tiene como objetivo generar más odio, al contrario, lo que quiero es que seamos “conscientes” de lo que comunicamos, sobre todo si tenemos el peso de una marca en nuestros hombros, además, ¿por qué no pensar que hacer algo positivo también podría “vender”? En mi siguiente artículo les contaré el otro lado de la moneda, porque aún hay una luz al final del camino.
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