Cualquier marca estaría feliz si su promesa básica de valor fuera recordada de la siguiente manera: “POSEER SU NOMBRE EN LA MENTE DE CADA CLIENTE” Esa ley de enfoque la deseamos todos, pero son pocos los que llegan a la cúspide y retienen su nombre por un largo periodo. Si es tan buena, por años, a pesar de que las tendencias sean tan variables, cambiar de producto será tan fácil como conseguir un sándwich en cualquier tienda de barrio. Nadie dijo que sería sencillo posicionarnos a ese nivel. Lo sorprendente de muchas marcas, e incluso de grandes marcas, es que una vez que realizan el magno esfuerzo de posicionarse frente a la competencia y obtener ese tan anhelado triunfo, se quedan ahí, ESTÁTICAS, como si fueran un árbol inamovible y creyendo que porque hicieron algo espectacular sus clientes siempre los van a preferir. La prueba social es el marco con el cual se corrobora tal afirmación: si nos gusta la camisa que compramos en el sitio nuevo que abrieron en el centro comercial, pues vamos a recomendarla. Si nos encantó la hamburguesa de Doña Teresa que puso un nuevo sitio de comidas rápidas a buen precio, pues lo vamos a recomendar. Y si nos encantó el servicio de transporte que elegimos por aplicación, ¡pues lo vamos a recomendar! Eso sí, donde la empresa nos falle una sola vez, pues también hablaremos pero ¡37 veces más!. Es la misma analogía con un arquero de fútbol; puede tapar tremendos tiros y salvar al equipo de una goleada tremenda, pero si se deja hacer un gol “pendejo” pues todos iremos ‘lanza en ristre’ contra él. Así es el marketing, así funciona la jungla comercial: si te duermes, la corriente traerá automáticamente un jugador más listo que te sacará de “taquito” en cuestión de días. Veamos varios ejemplos que demuestran que la aceptación social es un gran indicio para ver crecer tus clientes, o sea… ¡MÁS VENTAS!
- ¿Prefieres entrar a un bar que esté lleno de gente hasta la bodega o uno que no se ve un alma por ahí?
- ¿Qué eliges, un peluquero que está recién egresado de su curso o alguien que ya te ha hecho el mismo trabajo y te deja espectacular para la velada?
- ¿Te inclinas por tomar un taxi o mejor abordar el carro de un desconocido que te dice que va para el mismo sitio?
- ¿Prefieres dejar la logística del evento más importante de tu vida a un amigo o familiar solo porque cuenta con bastante tiempo libre o prefieres contratar una empresa seria para que el evento salga de lujo como deseas?
- ¿Qué eliges, el shampoo que te deja el cabello suave, liso y sedoso o el nuevo acondicionador que te dejaría igual pero no sabes cuál sería el resultado?
El viejo adagio de “es mejor malo conocido que bueno por conocer” aplica mucho para el marketing, ya que te enteras de la actividad de la empresa, tienes en cuenta su trayectoria y además: CONOCES de primera mano la forma en que te gusta que te atienden. ¿Sencillo? Depende de qué tanto escuches a tus clientes y sepas ofrecer propuestas de verdadero valor para ellos. Detente un minuto en tus actividades y mira por la ventana: ¿cuántas personas creerías que podrían necesitar de tu producto y no te conocen? POSDATA: Tuve en cuenta varias visitas empresariales para la redacción de este artículo, pero me sorprendió una tienda especializada de café llamada Ovocó, ubicada en Potrero de los Funes, Argentina. Su atención, dedicación y capacidad de asombro a sus clientes es algo que muy pocos logran hacer. Felicidades a esta tienda y a su co-propietaria Lorena Villegas por tan maravillosa labor comercial. Imagen cortesía de iStock
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