La mayoría de los estudiantes y recién graduados de Publicidad sentimos una gran pasión por nuestra carrera y futura profesión. Tenemos grandes sueños y proyectos para ella en nuestra nueva etapa: el mundo laboral. Estamos emocionados y ansiosos por empezar a aportar nuestro granito de arena y por cambiar (siempre a mejor) el mundo de la Publicidad, ese que tanto amamos y nos apasiona. Lo único que tenemos en mente es comernos el mundo y trabajaremos intensamente para alcanzar nuestros sueños y objetivos. Toda esta pasión, sueños, energía y ganas pueden acabar esfumándose por diversas cuestiones. Por ello quiero escribir esta carta: por un lado, para los actuales estudiantes y recién graduados, para que nunca pierdan sus ganas de vivir soñando. Por otro lado, para los que ya hace 20 años o más que estudiaban esta carrera y, por desgracia, a día de hoy se sienten desilusionados y frustrados, o incluso han abandonado ese mundo que tanto amaban: Estimado futuro publicista. Recuerda la pasión desbordante que te tiene atrapado ahora que estás apunto de acabar tu carrera en la Universidad. Has recorrido esta etapa de tu vida como si de una auténtica carrera de relevos se tratase, inmerso en un aprendizaje continuo y esforzándote por sacar el máximo partido de todas aquellas oportunidades que la Universidad te ha brindado. Sabes que no quieres dejar de aprender jamás, porque todo consiste en “renovarse o morir”, y la Publicidad se renueva constantemente. Recuerda tus ganas locas de cambiar el mundo, esas que te han llevado a conocer a gente con el mismo objetivo que tú, gente con la que deseas trabajar codo con codo el día de mañana. También son las mismas ganas locas que han hecho, también, que nades a contramarea, ya que por desgracia vivimos en un mundo de borregos y querer cambiar lo que para otros está bien, puede parecer desafiante y una auténtica locura. Pero, ¿cuántas veces a lo largo de la historia se ha llamado locos a los que hoy consideramos auténticos genios? Como decía Steve Jobs “solo la gente que está lo suficientemente loca para creer que puede cambiar el mundo, es la que lo puede cambiar”. Y recuerda también, si llegas a ser un publicista frustrado al que le han robado sus sueños y chafado sus ilusiones y proyectos, que tus ganas de cambiar el mundo tenían muchas vertientes. Y si no encuentras la pasión por ninguno de los cajones de tu escritorio, echa mano al baúl de los recuerdos, donde podrás encontrar un sin fin de metas e ilusiones por las que volver a luchar con la misma pasión que hace 20 años. Uno de tus grandes objetivos (y por el que sabías que tendrías que luchar con uñas y dientes, con sudor y lágrimas), era contribuir a que las niñas dejen de ser educadas para pensar que tienen que ser muñequitas de porcelana delgadas y sumamente preciosas, con una belleza de otro mundo, sin arrugas ni estrías ni un gramo de grasa afeando su imagen. Sabes que solo así podremos tener un mundo de mujeres reales que se sientan seguras y espléndidas, y es que a pesar de lo que nos diga Dove, solo un 3% de mujeres se siente bien con su cuerpo, y estos datos no tendrían cabida en un mundo en el que la belleza real estuviese aceptada y, sobretodo, valorada. Quieres poner en manifiesto que, como decía Bob Marley, “la curva más bonita de una mujer es su sonrisa” y que las arrugas no pueden hacer que nadie sea menos bello, porque son la señal de que has vivido, has reído y has amado. Tú, querido publicista, hoy que estás acabando de estudiar o empezando a trabajar, sabes que la mujer más bella es aquella que está segura de si misma y que no le teme a nada ni a nadie, porque las mujeres somos seres extremadamente fuertes y extraordinarios, aunque nos quieran hacer creer que somos débiles e indefensas. Y todo esto es lo que tú quieres comunicar, consiguiendo así alimentar mentes y educarlas en el camino de la igualdad, no lo olvides y no falles a tus propios principios. Recuerda cuál era tu plan para la Publicidad: conseguir aportar un poquito de luz en cada mísero y oscuro lugar de este mundo, que ya está cambiando. Y es que son tantas las campañas y acciones creadas para mejorar la sociedad que has observado y analizado a lo largo de estos años, que estás convencido de que conseguirás contribuir en todas aquellas causas que te propongas. Tú, llevas años soñando con empezar a trabajar para empezar a ayudar, no lo cambies por seguir alimentando una sociedad podrida y que se preocupa más por el aspecto físico y el dinero que por las mentes, por seguir dando bola a un mundo en el que la mayor crisis que nos invada es la cultural y la moral. Recuerda también cuántas noches y días has soñado con contribuir a la mejoría de la publicidad, para que deje de ser una profesión odiada que invade los hogares de la gente. Porque hoy, tú sabes que la publicidad vale todo el oro del mundo, porque sabes que es un medio poderoso para contribuir a un cambio global. El mundo no se hizo en un día, pero sabes que podrás ayudar a combatir el hambre y la pobreza infantil., el maltrato y la violencia en todas sus expresiones, las insuficientes nociones de higiene y métodos anticonceptivos… Pero también sabes que para esto es necesario un cambio de raíz en la forma de comunicar, que es fundamental crear nuevos modos de comunicar menos invasivos y más humanos, algo que ya ha empezado a cambiar también. Sabes que todo esto y más es posible, y quieres hacerlo. Y sabes que puedes. Y te da lo mismo que el 90% de la gente al que le cuentas entusiasmado todo esto no crean en ti, al menos en la totalidad de eso que planteas. Te da igual, porque sabes que si tú crees en ti, lo demás sobra. Recuerda aquello que te decía antes de que solo los suficientemente locos son los que cambian el mundo. Ser mediocre es decirle “no se puede”, a alguien que ya lo está haciendo. Nunca seas un mediocre ni dejes que te hagan serlo. Recuerda también lo complicado que ha sido para ti que los grandes publicistas de tu tiempo, a quienes admiras, te tomen en serio como profesional. Lo difícil que es que dejen de verte como un novato inexperto para empezar a valorarte como un profesional más, con el que trabajar y no al que explotar como becario (que no es lo mismo que formar y transmitir experiencia). Recuerda todos esos frustrantes momentos y no los revivas con los nuevos futuros publicistas cuando seas tú el experto. Recuerda que con veintipico años y toda la vida por delante, en un mundo competitivo y raro, en el que la gente no quiere ser diferente y menos a esas edades, a ti te daba igual ser el bicho rarísimo de tu clase, y contar con muy pocos amigos de verdad (dicen que con los dedos de una mano basta para contarlos). Que nadie te quite la ilusión, la pasión y las ganas de comerte el mundo. Y si pasase, espero y estoy segura de que sí, sabrás que el mundo de la publicidad no es para ti, porque no debe haber cabida en él para gente que no sienta una pasión intrínseca por ella. Imagen cortesía de iStock
Comentarios