Veamos y contemplemos más de cerca al diseño; seguro nos daremos cuenta de su relación con otras áreas de especialidad. Si el diseño es sociable y aprendió a conocer al hombre, la Psicología le ayudó siendo su maestro (forma parte de su teoría). La disciplina aprendió a interpretar la percepción y las necesidades del hombre, a empatizar y a responder a sus problemas cotidianos con una propuesta creativa, interactuando y conectando a los individuos. Si el diseño es estratégico, lo aprendió de la administración y de una rama en especial llamada Marketing. Ciertamente, nuestra disciplina aprendió a gestionar y administrar todos sus recursos (tangibles e intangibles) puesto que estamos tomando decisiones todo el tiempo… comparamos, contrastamos, probamos, etc. Planteamos objetivos, los llevamos a cabo a través de un plan construido con el fin de insertar nuestros objetos de diseño hacia el uso y autonomía de la audiencia. Si el diseño es estético, lo aprendió del arte. Nuestro campo además de transformar el entorno, objetivó el orden como una forma de organizar lo que nos rodea, para desarrollarnos mejor individual y socialmente. Así que el arte simboliza todo ese orden y estructura organizada de nuestro contexto, llena de cánones y estándares que delimitan lo bello y lo decorativo. SI EL DISEÑO IDENTIFICA, lo aprendió de él mismo, del hombre (a través de ramas como la Sociología, la Antropología, etc.) . Desde la época primitiva, el diseño nace con el hombre gracias a su capacidad innata creativa. Ese homo sapiens tuvo necesidad de comunicarse, de desarrollar signos, objetos, lugares, identidad, etc… que envolvieran o expresaran su evolución. Así, nuestra disciplina se fue transformando poco a poco en un oficio. Ya situados en una época contemporánea, el diseño fue eso: una herramienta que conecta e identifica con el entorno ya transformado, y por supuesto “liga” grupos específicos, porque finalmente lo que cubrimos es una necesidad de pertenencia. Recordemos que la identidad se crea gracias a la personalidad y a sus características muy particulares, mismas que los diseñadores trasladamos y reflejamos en nuestras piezas. Y para terminar… Recordemos: si el diseño es un proceso, lo aprendió de nuestra naturaleza inquisitiva. Todo diseño conlleva un proceso que empieza hablando, pensando, abstrayendo, materializando e insertando para que funcione y sirva en la sociedad. Los diseñadores somos curiosos y estamos experimentando siempre. Al conservar esta condición inquisitiva, habremos de crear siempre objetos de valor. ¿Ustedes qué opinan? Me despido, hasta la próxima.
Comentarios