Qué gran error y qué cotidiano es confundir el visibilizar y entender lo complicado de una situación con ser percibido como negativo y mal agorero. Por muy entrado que esté el siglo XXI seguimos sin entender que los problemas no desaparecen por no mirarlos ni vienen por comentarlos. Los que leemos, escribimos, consultamos, participamos y surfeamos un poco por Internet y el siempre efervescente mundo del Blogging y el Social Media, detectamos un posicionamiento conceptual genérico muy extendido cual dogma universal y que, en ocasiones, se nos presenta expresamente tratado como crítica o aviso: existe una reiterada insistencia en querer demostrar que ser realista es contraproducente, sea en el desarrollo de un texto o en un comentario a un texto desarrollado. Este posicionamiento debe ser interpretado con sentido ya que como usuarios de la red debemos ser coherentes con nosotros mismos y conscientes de lo que queremos transmitir. Tenemos una responsabilidad moral y un deber personal y profesional por el simple hecho de impregnar la red con nuestras palabras e ideas sabiendo que van a leernos e interpretarnos. Si escribimos no lo hacemos por escribir, lo hacemos porque pensamos que podemos aportar algo positivo. Por ello es esencial que seamos escrupulosos en la diferenciación existente de base entre negatividad y realidad para que nuestros escritos transmitan de fondo este matiz, así el lector podrá posicionarse en el tema desarrollado con conocimiento de causa y apreciará sin duda el tiempo dedicado al mismo por su redactor. En resumen, el lector debe ser capaz de detectar a través del escrito que no somos negativos sino realistas. Pero cuidado con los placebos, vigilemos los escritos cuyo positivismo maquilla la realidad y cuyo editor busca reconocimiento personal como “positivista de pro” en lugar de transmisor de conocimiento cierto orientado al planteamiento y resolución de problemas. Todos conocemos el efecto de un placebo como sustancia inerte que afecta sólo a determinados individuos y que hacen creer a nivel psicológico que están viviendo una mejoría. Obviamente este método es usado en ensayos como control, de ahí que si lo aplicamos al mundo del conocimiento apreciamos que escribir, faltando a la realidad, diciendo que algo va bien para crear una sensación positiva de que va bien sólo induce la creencia que algo va bien, lo que nos condena a las consecuencias. Es como si prescribiésemos placebo a los enfermos fuera del contexto del ensayo, sólo generaríamos crisis y un incremento de la patología. Y volvemos a la esencia. Exponer situaciones problemáticas no es ser negativo si se hace con objeto enunciativo, informativo y/o docente, mostrando siempre como horizonte expuesto una posible solución al contenido expresado. A nadie escapa el hecho que transmitir una realidad negativa por el simple hecho de mentarla, sin aportar atisbo de solución posible o alternativa de divergencia es escribir por escribir. Es triste pero cierto que en nuestros días los problemas nos envuelven y existe la creencia que si maquillamos esos problemas con comentarios laterales positivos haremos que desaparezcan o los mantendremos al margen en una especie de hibernación contextual. Terminada dicha lectura es posible que alguien se sienta aliviado e incluso animado por el efecto placebo pero repetimos, cuidado con él porque no es real ni duradero. Todos sabemos que la mejor forma de encontrar la solución a un problema es hacerlo pedacitos, analizarlos y resolver el puzzle y si queremos hacernos con dicha solución debemos actuar con firmeza, valentía y contundencia coherente contra él. Y sobre todo estemos atentos y prevenidos contra las personas que fomentan el descrédito de los que desean expresar la realidad o exponer de cara las situaciones complejas, porque dichas personas son tóxicas. No es muy coherente que alguien quiera ocultar una realidad que daña una situación y prefiera esconder las posibles vías de solución. A nivel funcional, si se detecta un problema cierto y demostrado en la empresa y alguien aparece con la idea de minusvalorarlo, de defender su inexistencia o de criticar y desacreditar al alza al detector del mismo cuidado, o es el creador del problema o forma parte interesada de él. Internet es un océano de conocimiento. Participemos en los blogs con ilusión y sinceridad, aportemos nuestro conocimiento y nuestras soluciones si estamos en posesión de ellas. Sólo podremos crecer como personas si somos capaces de asegurarnos que ese océano es azul y no rojo. Y para ello es primordial abandonar el prejuicio y la superstición. Ya lo decía Denis Diderot “La ignorancia está menos lejos de la verdad que el prejuicio” y todos sabemos que ambos están muy emparentados. La realidad no daña, lo que daña es no aceptarla. Cuidado con el placebo.
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