Si eres el más listo de tu clase, en realidad no eres el más listo, solo te equivocaste de clase, ésta es una frase que puede describir a claras luces la realidad de algunas personas en las organizaciones, si usted es la única lumbrera en su trabajo está equivocado de trabajo o su ego es demasiado grande que no le permite entender que hay otras personas importantes en la organización y que generalmente son los que producen lo que su empresa vende (servicios o productos) o su actitud es un problema, cualquiera de las razones se resuelve en forma muy sencilla, o usted cambia de actitud o sería lo mejor del mundo que lo despidieran. Es crítico que alguien sea indispensable en una organización, pero es aún más crítico que alguien se crea indispensable, las organizaciones no ganan nada con un astro que opaca al mundo, es mejor integración y equilibrio de equipo, que todos estén caminando más o menos por el mismo camino, obviamente que debe ser en dirección al éxito y con resultados. Si en una organización los colaboradores transforman sus posiciones individuales en las de un equipo, los resultados serán mucho mejores para todos, lograr esta transformación es más fácil de lo que parece, solo basta que un día se despierte y que tome mejores decisiones, que entienda que en su casa no son enemigos, que en la carretera nadie planeo matarlo o destrozar un auto solo para dañar su día, que entienda sobre todo que usted no es el centro del mundo y que una sonrisa puede lograr mejores cosas que un grito o un empujón. Las mejores empresas del mundo no son las que tienen más dinero, o mejores recursos, ni siquiera las que tienen tecnología de punta, las mejores empresas son las que logran tener equipos de trabajo con actitud de ganadores. ¿Y tú que clase de colaborador eres? Imagen cortesía de Shutterstock
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