Muy seguramente te ha pasado que estás trabajando tranquilamente en el computador y de repente se te cierra el programa. Al principio te enfureces porque sientes que perdiste mucho tiempo, pero cuando comienzas a repetir todo, te vas dando cuenta de que puede hacerse de una mejor manera. Así es como veo al 2020, como un reinicio. Es doloroso recordar todo lo que habíamos avanzado y que de repente comenzar prácticamente desde cero, pero no siempre tuvimos lo que teníamos, no siempre hicimos lo que hacíamos. Todo cambia, nada permanece excepto nuestra esencia. Todos hemos visto este año como un año de pérdida, algunos perdieron dinero, otros perdieron relaciones, yo personalmente perdí mi trabajo y mi matrimonio, pero gente muy cercana a mí perdió mucho más que eso. Lo cierto es que nada se pierde porque lo único que es tuyo es tu espíritu, el resto viene y se va, no voy a decir que no duele, esos pequeños momentos de felicidad uno quisiera guardarlos en una bóveda de cristal, para que nadie los toque y mantenerlos así para siempre, pero si todo siguiera igual nunca verías nada nuevo, nunca apreciarías nada porque no habría punto de comparación. Este año no pude viajar a dar mis conferencias, pero me permitió crear unos talleres en donde me reencontré con alumnos maravillosos de diferentes universidades, de diferentes generaciones, que compartían el gusto por mis clases, esta vez no por un título sino por el placer de llevar un valioso conocimiento. Entendí que mi gente siempre ha estado a un clic de distancia y que tengo la fortuna de rodearme de personas que le suman mucho a mi vida. Aprendí que en el mundo real no existen historias con final feliz no porque no se pueda alcanzar la felicidad, sino porque la vida está llena de secuelas. Finalmente me di cuenta de que yo no era solo un publicista o un profesor o un padre, sino que soy una persona que ríe, que llora, que sangra y que al igual que los demás, trata de encontrar la forma de ser un poco mejor cada día. A ti que sientes que hoy se acaba el peor año de la historia te digo, pregúntate qué lecciones aprendiste y cómo planeas reiniciarte en el 2021. Iniciemos un año sin temor a que todo sea diferente, sino con la esperanza en que todo lo sea.
Comentarios