Pese a que escribir y viajar van casi de la mano, en el último viaje que realicé decidí desconectarme para volver a conectar. No necesitaba mi celular, redes sociales, llamadas de oficina, correos… Sólo me necesitaba a mí, mis pies y mis ganas de recorrer. Después de haber caminado por las “islas encantadas” durante una semana completa, comprendí qué es la inspiración y por qué los creativos necesitamos llenarnos de experiencias para evolucionar, superarnos, crecer y mejorar: como humanos necesitamos buscar y encontrar relación.
Esta experiencia me permitió muchísimas cosas, desde recoger aire en mis pulmones hasta reconocer en las cosas pequeñas algo con lo que todos podamos relacionarnos; esos momentos de “pensaba que era la única persona que hacía eso” salían a borbotones e hicieron que comprendiera que, como humanos, reaccionamos y vivimos las experiencias demasiado parecidas, no porque no seamos únicos, sino porque a la larga las grandes y potentes emociones son las que nos unen en lo más íntimo.
Todos sentimos frío y calor y reaccionamos ante ello de la misma forma. También los sobresaltos de emociones, como el miedo, amor, felicidad, son aquellas que despliegan en nosotros los caracteres más humanos. Durante mi viaje conocí playas tan deslumbradoras que definitivamente me quitaron el aliento más de una vez (nunca pude acostumbrarme a tanta belleza), y comprendí que todos reaccionamos de la misma forma ante ella, lo cual me llevó a ver todo de forma mucho más gratificante.
A la larga esa inspiración, esas emociones que nacían, fueron las que me llevaron a comprender el corazón de todas las campañas que yo más admiro: su habilidad para conectar. Las marcas no están hechas para otra cosa que no sea satisfacer las necesidades y soy una creyente ferviente de que la más grande de todas ellas es el acompañamiento, el sentirnos parte de un grupo y el de explotar las emociones más precarias y hermosas como la de relación, o la de sentir compasión por otros y nosotros mismos.
Es por eso que Coca Cola es una de las primeras empresas en liderar el mensaje de solidaridad; esta es una marca de gaseosa, fin, pero que creó un mensaje a partir de la unión el cuál hace que se transforme en love mark de la noche a la mañana. Lo que quiero decir con esta lectura, y con mi experiencia a la larga, es que dejemos de hacer comerciales que nos impulsen a vender, contenidos que alaben a la marca, banners con descuentos… Busquemos conectar, unificar un mensaje de apoyo que haga que todos nos sintamos parte de un mismo grupo objetivo: la humanidad.
Cuando hablamos de emociones, todos somos parte de un mismo grupo y somos targeteados en cualquiera de ellos. La publicidad es una herramienta para comunicar, pero ¿la estamos haciendo de la mejor manera? No hay mejor forma de darnos cuenta de ello que desconectando para volver a conectar con nosotros mismos para hacer algo que nos encante, nos conmueva y nos llene de gratificación.
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