Publicidad y Análisis del Discurso. La desigualdad en la distribución de la riqueza, en el acceso a las oportunidades de crecimiento y la distancia entre los que más tienen y los que menos, es cada vez más rotunda. Este es el escenario, real y actual, del que parte la pieza que propone Aime Mentoring. El enunciador responsable de este mensaje, Aime Mentoring es una organización solidaria de Australia que a través de un programa de mentores, trabaja para que el sistema de educación sea más justo y accesible para todos. La educación es considerada una herramienta poderosa que permite a los niños más humildes romper el círculo de la desigualdad que los aprisiona. A través de este sistema se ha ayudado a miles de niños, muchos de ellos indígenas australianos, permitiéndoles el acceso a programas universitarios. Dado el éxito de este programa de mentores, se lanza esta campaña a nivel internacional con el objetivo de llevar este proyecto a otros países y sumar colaboradores. El comercial “Cogs”[1], fue realizado por M&C Saatchi, Sydney y el director ganador de un Oscar, Laurent Witz. En esta pieza se representan dos mundos bien diferenciados uno del otro. La pobreza es evidenciada por la monotonía, la falta de color, el abatimiento. Del otro lado de la calle: el color, la vegetación y el paisaje soleado, representan el mundo de los más favorecidos. El elemento en común entre los dos niños protagonistas, un libro. Los engranajes “cogs” son el elemento o signo que simboliza la inmovilidad social, la imposibilidad del cambio y la resignación frente a la desigualdad. En un sentido retórico, mediante una metáfora extendida –organiza todo el discurso- se sustituye una referencia por otra en una relación de similaridad semántica: la inmovilidad física literal alude a la inmovilidad socio-económica como consecuencia de la pobreza. En la historia, el mecanismo o sistema que ancla a cada uno en un lugar determinado, les impide acercarse y los devuelve a su lugar de pertenencia. El tiempo transcurre para el niño humilde sin que nada cambie, el estancamiento y la desesperanza como manifestación de la desigualdad y un mundo soleado que solo se mira de lejos. Del otro lado de la calle, el niño más favorecido ya adolescente contempla la entrada de la universidad, factor de cambio que desencadena la acción. El primer paso decisivo lo da el que puede romper los mecanismos, el que tiene la chance de dar, de extender su mano para que el otro también se libere. La universidad aparece como el escenario aspiracional, donde la igualdad a partir de una educación a la que cada vez más niños y jóvenes puedan acceder, sea una realidad. En el enunciado final: “If we want to change the world. We need to change the way it works”, el uso del nosotros inclusivo es una clara apelación a la acción. La educación, es sin duda un camino para cambiar el modo en que el mundo funciona. [1] https://www.youtube.com/watch?v=sGt3figvnfU&index=31&list=WL
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