¿Hay espacio en el mundo contemporáneo para la introducción de nuevos memes? Y no, no me estoy refiriendo al objeto conocido como meme, que circula en distintas formas y dimensiones a través del medio digital, aunque en cierta forma el conjunto de ellos constituye también un meme; me estoy refiriendo al concepto acuñado por Richard Dawkins, de un meme como unidad teórica de información cultural transmisible de un individuo a otro, de una generación a la siguiente, de un proceso que conecta o que vincula mentes. Para Aristóteles la mímesis contrasta con la diégesis, es decir, en la primera, el artista está representando o configurando una realidad análoga, existente, para perpetuarla, todos los elementos de la obra refiguran y transportan los objetos de una realidad a través del medio de expresión, mientras la diégesis es por sí misma, digamos, original, no está refigurando elementos de una realidad existente, al menos no en el exterior, sino que lo está haciendo sobre la base de un universo planteado a priori, construido a partir de sus propias reglas, de su propio lenguaje. Una construcción diegética plantea algunos conflictos, nunca lo es totalmente, de algún modo la inspiración va a surgir de un concepto previo determinado; es decir, no existe o en apariencia pareciera no existir la originalidad; la cultura y aquí se apoya la teoría del meme, viaja a través de la mímesis y la memoria, es decir, a través de la imitación y la perpetuación en el acervo cultural; la cultura es un hecho convencional pero obedece a patrones biológicos; así entonces, cabe nuevamente reforzar la pregunta: ¿existe la posibilidad de incorporar nuevos memes? En otras palabras, ¿hay espacio para que las creaciones “originales” se eternicen? La reflexión previene sobre la paradoja, una creación original en sí misma transporta una carga de valores y contenido que remarca su época y las características sociales de ésta, pero al estar pensada con independencia o al estar construida sin la intención marcada de imitar, tan sólo es un objeto comunicador que accidentalmente sirve como entidad de valor cultural, aunque digamos también que accidentalmente no escapa a comunicar en un lenguaje accesible, no debe limitarse a considerarse original, debe más bien trascendente. En la comunicación publicitaria se usa con frecuencia la narración mimética, pareciera no haber entrada a la creación artística original cuando de vender se trata; sin embargo, pueden aprovecharse ciertos principios que rigen hoy en día a la publicidad en el campo de las relaciones; para un grueso de los consumidores la comunicación publicitaria no es sincera; no cala en las audiencias, las ventas no obedecen a la persuasión simple, sino a la interacción con el consumidor, a la relación con el comprador, en este sentido, la creación nuevos memes puede permitirle a las marcas, incorporarse desde una perspectiva tan novedosa, tan original, que al tiempo que sirve de conector generacional, también se permite reinventarse, ¿o quizás las marcas tradicionales no puedan ya disponer de estos recursos y éstos queden para las marcas que están naciendo? Conozco de un caso al menos, de una marca, en Venezuela, que está construyendo, o parece estarlo haciendo, nuevos memes; uno muy remarcado por su uso político, es el que reza: “El que se cansa pierde”; no sé si para Gabi Valladares el meme tenía una intención de reforzar un movimiento político, pero imagino que iba más allá de eso, es un mensaje que casi se entiende como marca-país, se dirige a todos nosotros, es un reforzador de una situación compleja que vivimos pero es original porque no se afinca en la complejidad, sino en la sencillez de cómo afrontarla, el meme además no se queda en la frase pegajosa, sino que se explaya a partir de una imagen extraordinaria, un mapa de Venezuela dibujado en puntos con una instrucción: une los puntos; sencillamente extraordinario. Nuevos memes que se incorporan en función de una necesidad; creo que es posible añadirlos a nuestros repertorios eidéticos; las marcas son buenos y muy útiles vehículos para expandir mensajes; sin embargo si no son genuinos, si no son sinceros, sino que están tramados para convencer bajo las reglas de la publicidad tradicional, puede que no tengan sino un impacto circunstancial, no adquieran verdadero valor cultural y entonces fracasen como memes; he ahí la distinción entre el objeto al que todos conocemos como meme, que circula por moda y el objeto que va intrínseco a todos ellos, que es la moda misma, que es una nueva forma de comunicación gestual; sí es posible entonces, pienso, incorporar nuevos memes, pero aclaremos: Deben conformarse a partir de vacíos dialógicos, deben obedecer a necesidades culturales y deben reforzar y preservar principios que estén en peligro; además su construcción debe ser orgánica y la intención no debe perseguir un beneficio evidente, más que el de renovar un pensamiento colectivo, a través de una narración sencilla y al mismo tiempo lo suficientemente profunda para asentarse, para asimilarse, es decir, para sobrevivir a la selección natural de ideas. Imagen cortesía de Shutterstock
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