Renunciar, a pesar de ser una palabra sencilla de pronunciar en la práctica genera grandes dudas y temores, que pretendemos aclarar en este artículo a forma de guía para tomar una decisión que influye mucho en la vida laboral.
- Tu rumbo laboral
Lo primero que debes considerar es si lo que haces actualmente es lo que realmente quieres hacer profesionalmente. Si la respuesta es negativa el 50% de tu decisión está tomada.
- Tus aptitudes
Si bien estas ejerciendo lo que realmente quieres, debes reconocer si tus aptitudes están acorde a tu carga de trabajo. Muchas veces debemos reconocer que las ganas de hacer una actividad no son suficientes, es ahí donde la experiencia tiene gran influencia.
- El ambiente laboral
A pesar de que fuiste contratado con fines profesionales, siempre influye el entorno donde desarrollas tu actividad. La amistad, la camaradería debe ser parte de tu día a día y esto influye mucho en el crecimiento personal, como en el desarrollo laboral positivo. Que por cierto no siempre es positivo y es en gran parte motivo de renuncia.
- Horario
A pesar de que digan que en publicidad no hay horarios, en la vida hay prioridades como la familia o la vida privada. Ninguna remuneración cubrirá tu tiempo de calidad y de disfrute personal. El dinero va y viene pero tu libertad no tiene un costo a pesar de tu amor por el trabajo.
- Remuneración
Tu remuneración es algo que siempre generará secretísimo e inquietudes. Pero eso lo determinas tu con la experiencia que tengas y la carga laboral que se te haya encargado. Pero debe llegar a tiempo y con los beneficios que la ley determine según tu caso particular.
- Capacitación
Además de brindar tus servicios, tus beneficios como trabajador van más allá de tu remuneración. La capacitación continua debe estar considerada al emplearte, el objetivo de esto es crecer como profesional con experiencia y conocimiento.
- Participación profesional
Si estás contratado como profesional, tu participación debe ser tomada en cuenta en procesos y toma de decisiones, esto como parte del ejercicio profesional. No sirve de nada para tu experiencia que simplemente te conviertas en un «hacetodo» sin ejercer tu valor y conocimiento.
- Realidad laboral
En el área que ejerzas, siempre debes tomar en cuanta la competencia que existe. Es por lo mismo que debes valorar si es el momento de dejar tu empleo y cuán fácil será conseguir otro enseguida. Tu dependencia económica siempre es motivo de análisis pero si tu decisión va más allá de este factor será más fácil elegir un camino.
- Tu zona de confort
Si sabes que estás en esta zona llena de comodidad y cero crecimiento, es mejor que despiertes te sacudas el polvo y cambies de rumbo para no «quemar» tu potencial. Es muy cómodo quedarse en un lugar donde el esfuerzo mínimo te genera grandes satisfacciones, pero deberías poner en una balanza la realidad que esto puede crear en tus metas personales.
- Decide
Tu talento funcionará en cualquier lugar si te lo propones. Si está idea te da vueltas en la cabeza es por qué de seguro alguno de los puntos anteriores no están bien en tu empleo actual y de seguro ya has tratado de cambiarlo. Decidir cambiar es importante, pero lo realmente importante es lo que tú quieres hacer con tu rumbo profesional. La decisión real es sencilla, lo que viene después dependerá de tus metas para poder alcanzarlas y con el tiempo descubrir si el camino que elegiste fue el correcto. Imagen cortesía Shutterstock
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