Llega el viernes, se te hace fácil y dices: “una no es ninguna”, así que le das a tu cuerpo alegría macarena y te vas a echar el drink coqueto con tu team. Total, nada más vas, tomas una, convives, te relajas un poco y entonces será momento de retirada, llegas a casa a descansar y a estar con tu lady que no te vio en toda la semana. Sí, eso, ese es el gran plan… ¡ese era el plan!, esperen, ¿qué pasó?, ¿dónde estoy? ¡Las 11 am del sábado! A quién queremos engañar, por favor, díganme ustedes qué pretendemos cuando decimos “una y ya”, o cuando escuchamos el típico, clásico y mañoso “algo tranqui”. No chavos no nos engañemos, somos unos alcohólicos y si no practicas ese deporte, te tengo noticias; no eres tan creativo como crees (o eso dicen). En muchas agencias existen los jueves, miércoles o cualquier día de religiosa y ferviente cerveza. Días de magia y diversión en los que ingerir alcohol dentro del trabajo es permitido, nos hace sentir rudos y con la sartén por el mango (ilusos). Entonces ser publicista es más llevadero y termina en una buena peda que conectas con los siguientes días hasta hacer de este muy bonito hábito, tu realidad. Es muy divertido darse cuenta cómo las pedas unen más al equipo. La verdad es que nos acercan a otras áreas y personas con las que no creíamos ser compatibles. Lamentablemente no todo es ji-ji, jo-jo, ¿qué pasa cuando vamos y hacemos el oso eterno? Cuando el alcohol puede más y simplemente ya no nos gobernamos. Empezamos con una sarta de tonterías; el pasito duranguense, shots de salsa, confesiones irreversibles, nos subimos a la mesa, hacemos retos de locura… uff, sí que sabemos intensear. Algunos de los festivales de creatividad nacionales e internacionales son bien conocidos por las fiestas que desatan locura y alcoholismo al por mayor. Y eso es algo que no todos entienden, mucho menos las parejitas que los creativos nos cargamos. Quizá el alcoholismo pueda ser entendido por el común denominador, pero el publicisimo es otra cosa y es fácil de explicar pero complejo en entendimiento y realización. El publicismo no son pretextos para beber, ni estrés que liberar, no. Es una conexión mágica, única y profunda con tu yo creativo, con ese ser que anhela tener vida, la voz dentro que te guía y te calma cuando tienes cambios, juntas, pitchs y básicamente todo lo que conlleva ser publicista. El publicisimo es una actitud, es un estilo de vida y no todos lo entienden (ni lo tienen). A continuación el decálogo del publicismo:
- No me alcoholizo, libero estrés
- No tomo shots, preparo pasos de baile
- No se me traba la lengua, practico nuevos idiomas
- No digo mentiras para beber, ensayo cómo vender
- No ligo con cuentas, hago alianzas estratégicas
- No hablo de tonterías, mi filosofía de vida es complicada
- No busco alcohol, encuentro inspiración
- No traigo la ropa de ayer, me gusta mucho este outfit
- No me quedo sin quincena, invierto en conocimiento
- No es cruda, es el precio de crear
Ahora ya lo saben, no es alcoholismo ni conviviosísmo, es publicismo y no, no es una enfermedad ni se contagia, bueno, tal vez sí se contagia pero siempre tiene como objetivo generar nuevas ideas, encontrar inspiración, hacer alianzas estratégicas, relajarse y pocas, (muy pocas) pasarlo poca madre. Y tú, ¿padeces publicismo?
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