La historia de la Publicidad se remonta a siglos atrás, aproximadamente desde la antigua Grecia mucho antes del nacimiento de la imprenta la humanidad ya contaba con la necesidad de intercambiar en su sistema social un producto o servicio a cambio de otra cosa, en esta época era muy común ver a personas tratando de convencer a los demás a través de técnicas y trucos natos del ser humano, logrando que el consumidor adquiriera o hiciera lo que se le mandara, este conjunto de técnicas fueron tan efectivas que se perfeccionaron al paso del tiempo, creando las bases de la misma Publicidad: El arte de persuadir. En realidad el hacer Publicidad obedece a dos bases, la primera es la de generar y/o cubrir una necesidad y la segunda es la de llevar a la acción de consumo. Pero nada de lo anterior sería posible si el factor conocido como persuasión no estuviera presente en el desarrollo de la Publicidad. Cada día salen a la luz cientos de campañas que buscan colocarse en la mente del consumidor, buscando el posicionamiento y proyección de mercado, pero desafortunadamente lo hacen sin verdaderos fundamentos que le permitan penetrar en las necesidades de los consumidores; la persuasión es un arte que requiere de múltiples disciplinas y procesos que se perfeccionan a través del tiempo, adaptándose a los hábitos de nuestro target, sus necesidades de consumo, llegando hasta lo más íntimo del ser humano como sus sueños y aspiraciones. Por ello es muy importante realizar el proceso persuasivo con la responsabilidad que los anunciantes requieren, de nada sirve crear un insight basado en deportivismo cuando la cuenta que llevamos es sobre tecnología, sé que es un ejemplo muy básico pero en realidad a eso se ha resumido la proyección de las marcas, la faltante capacidad de identificar a nuestros mismos consumidores y por eso mismo vemos imágenes sobre expuestas de personajes reconocidos en mercados que no los identifican, generando una falta de afinidad que se expresa en nula acción buscada por la marca. Una correcta acción persuasiva forma parte de los procesos creativos, acompaña desde el pitcheo hasta la creación del brief, se hace presente en la exposición final a la marca, va implícita en cada medio que se anuncia la campaña hasta que lograr conectar con el consumidor, pero esto solo se logra cuando los profesionales nos convencemos del trabajo que estamos desarrollando, nos incita y nos llama a ser un consumidor más. La persuasión se conforma a través del consumidor mismo, no buscando generar nuevas necesidades (que dicho sea de paso solamente ha generado un mercado mayormente diversificado con un sinfín de productos que mueren cada día), sino encontrando la forma de cubrir una necesidad del ser humano, es por ello que las campañas publicitarias mayormente recordadas aún permanecen, un ejemplo de ello es Jus do it de Nike, la cual interpuso la posibilidad del ser humano a tomar las decisiones que lo ayuden a cumplir sus metas sin importar los medios, otra de ellas es I Want You, la icónica campaña para el reclutamiento del ejército Estadounidense que permitió marcar el patriotismo en un nivel muy elevado, así como la reciente campaña de Coca Cola, destapando la felicidad, en las cuales podemos ver la capacidad de buscar elementos intangibles que son de necesidad básica para el ser humano, el alcanzar tus sueños, el poder de cambiar el destino y la capacidad de encontrar la felicidad. Definitivamente la persuasión se ha convertido en la base de la Publicidad, la responsabilidad de llevarla a cabo se resume a la capacidad de poder encontrarla, no es sencillo llevar al ser humano a tomar una acción sin importar cuál sea esta, por ello la Publicidad exige recordar que es un proceso sublime, tal cual diría mi publicista favorito Bill Bernbach: “Anunciar no es una ciencia, es un arte”. Imagen de iStock
Comentarios