Desde hace años viene hirviendo a fuego lento el dilema, en forma de discusión eterna, sobre si Internet, las redes sociales y la globalización nos están deshumanizando. Es una opinión muy subjetiva pero un servidor lleva toda la vida tratando con personas deshumanizadas que nada tienen que ver con el escenario citado.
Es muy “humano” atribuir nuestros errores a hechos externos que no son más que un efecto de la causa llamada ser humano. El ser humano es imperfecto por naturaleza y se equivoca una y otra vez, pero gracias a ello hemos llegado a ser lo que somos, la civilización tal y como lo conocemos. Pero aún así seguimos viviendo en la necesidad de culpar a cualquier cosa por nuestros errores. Por poner uno de los innumerables ejemplos. Dicen que los videojuegos violentos fomentan la violencia. ¿Significa eso que las cárceles están llenas de apasionados jugadores de videojuegos y que mi destino como jugador es acabar haciendo el mal?. Obviamente no, todo es genérico, interpretable y, en muchas ocasiones, muy cuestionable. Pero en paralelo, a cuántos habéis escuchado decir “esto del Whatsapp hace que ya no hables con las personas”. Pues yo hablo más que nunca con amigos, conocidos y “saludables” porque por mucha tecnología que tenga soy, ante todo, un ser humano y me apasionan los seres humanos. Es como si tuviera que dejar de caminar por tener coche. ¿Qué estúpido, verdad?. Somos aficionados a magnificarlo todo sin conocer el motivo. Pero no sólo la parte humana nos estimula sino que precisamente la globalización y el uso de tecnologías sociales está incrementando las relaciones humanas. Una herramienta es siempre un instrumento que nos ayuda a llevar algo a término y como tal, su uso puede ser adecuado o inadecuado bajo responsabilidad exclusiva del usuario de la misma. Internet y las redes sociales son, igualmente, instrumentos y aquí entra la responsabilidad de cada uno por su uso, siendo éste, el campo de la responsabilidad, un barrizal de los importantes. A nadie le gusta que le culpen de sus errores pero no por ello dejan de ser errores. Por ejemplificar, es sabido que un amplísimo porcentaje de personas muy críticas con colgar fotografías en Facebook es porque alguna vez han metido la pata subiendo alguna sin evaluar repercusiones y no les gusta asumir la responsabilidad de su error. Yo jamás he tenido ese problema, sólo subo fotografías si quiero y cuando las subo, subo las que quiero. ¿Simple, verdad?. Y hay ejemplos de igual estilo para coleccionar. Y cuando se habla de avances nos es muy fácil apuntarnos al Principio de Pareto del 80/20 defendiendo a ultranza un 20% que consideramos “no conveniente” sobre un más que demostrado 80% de beneficios y nuevos modelos de rendimiento. Normalmente el plato de la balanza define la experiencia de la dualidad crítico/defensor. Pero no, nada es tan grave y nada es tan excelente. Es el momento de adquirir conciencia de quiénes somos, de dónde estamos posicionados en este nuevo mundo y de cómo utilizamos las herramientas que tenemos a nuestra disposición. Es el momento de humanizar nuestras profesiones y dejar de profesionalizar a nuestras personas. Es el momento del Emotional Life Media, de entender que todos somos personas y que no podemos obviar nuestras emociones. Porque nuestros empleados son personas y las vicisitudes del día a día son procesadas por sus corazones además de por sus mentes. Porque nuestros clientes son personas y sus deseos sobre nuestros productos y servicios pasan, en gran medida, por las emociones. Hablando en plata, todos somos conscientes que el dinero deja de tener esa “importancia absoluta” cuando lo que deseamos, siempre que entre dentro de nuestras posibilidades, tiene un alto componente emocional y nos decidiremos por ello. Nuestra vida está condicionada por la tecnología, no reconocerlo es engañarse a uno mismo y que esa tecnología sea amiga o enemiga sólo depende del uso que hagamos de ella. Pero no seamos “amebas emocionales” y condenemos todo lo que no entendemos sin saber de qué estamos hablando. El don más preciado del hombre es su capacidad para aprender, aprovechémoslo. Ayudémonos y ayudemos a ayudar. En la actualidad la economía relacionada con la conciencia social mueve 220 millones de euros al año porque las personas y sus emociones mueven el mundo. Y sólo estamos empezando, sólo es el principio. Aldous Huxley dijo «la persona inteligente busca la experiencia que desea realizar». Ese es nuestro Emotional Life Media, vivir experiencias entendiendo qué herramientas tenemos para ello y siendo conscientes de qué podemos hacer con nuestras emociones para crear verdaderas redes sociales humanas y fructíferas.
Autor
Inquieto cultivador de las emociones como medio de vida en el plano personal y profesional. Amante y usuario de la creatividad como sustrato de crecimiento. Defensor del pensar por ser la mejor forma de entender lo que queremos decir. Apasionado del pádel, del dibujo y de la escritura. Propenso a las personas, diseñador de conversaciones inteligentes y enamorado e incondicional admirador de su hijo.
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