“Ver y escuchar de todo” es uno de los consejos que tarde o temprano recibirás en la industria de la publicidad. Personalmente me lo he tomado muy en serio, por lo que una mañana puedo escuchar Waltz No.2 de Dmitri Shostakovich, para en la tarde entonar a todo pulmón las canciones del Cartel de Santa, y lo mismo ocurre con la TV, un día puedo ver anime, y al otro un documental sobre los secretos de Teotihuacán. Cada contenido cuenta una historia, y cada historia puede inspirarte en niveles inimaginables. Por ese motivo quise compartir con ustedes un reality que sigo desde hace casi 10 años, donde descubrí que la creatividad también puede expresarse a través de la diversidad.
RuPaul’s Drag Race es un reality producido por World of Wonder para Logo, un canal de televisión estadounidense dedicado a generar contenidos para la comunidad LGBT. El programa es conducido por RuPaul Andre Charles, mejor conocido en el mundo del entretenimiento como RuPaul, un drag queen que se ha desenvuelto como actor, modelo, cantante y compositor, siendo reconocido por el dueto que hizo con Elton John en 1994 con la canción Don’t Go Breaking My Heart.
El formato del programa parece ser sumamente sencillo, ya que trata básicamente sobre un grupo de drag queens que deben competir entre sí para convertirse en la “Siguiente Superestrella Drag de EU». Para lograrlo, las “reinas” deben demostrar sus habilidades no sólo para lucir como mujer bajo un concepto artístico, sino también para crear sus propios vestuarios, bailar, actuar, crear comedia y cantar con la técnica del lip sync, o playback; una actividad sumamente popular en la comunidad drag, la cual consta de empatar a la perfección los movimientos labiales con una canción en curso, esto mientras siguen una coreografía que, por lo regular, debe ser impactante y similar con el/la cantante que están imitando.
En mi experiencia, RuPaul’s Drag Race me ha servido para comprender una expresión artística única, donde los concursantes han creado un personaje que imita la feminidad, pero sin dejar de lado su masculinidad, para darle vida a un concepto creativo que encarnarán el resto de sus vidas. Pero eso no es todo, ya que cada personaje drag tiene una justificación que en más de una ocasión podría dejarte con la boca abierta, demostrándonos que este “arte” es algo más que sólo “vestirse de mujer”.
Además, cada episodio de la serie es prácticamente el día a día de una agencia de publicidad, donde el cliente, en este caso RuPaul, encarga una serie de “bomberazos” al “equipo creativo, quienes tendrán que cumplir los caprichos del mandamás sin cuestionar su autoridad, los cuales van desde crear una marioneta con retazos de tela, hasta montar una obra de teatro musical con diálogos, vestuario y coreografía en unos cuantos días. Siendo tareas que exigen un alto nivel de creatividad, así como condición física y mental. Lo que sin lugar a dudas sería una excelente práctica en las agencias de publicidad, donde los creativos aprenderíamos a expresar nuestras ideas de distintas maneras.
En resumen, RuPaul’s Drag Race es un contenido obligado si trabajas en un área de la creatividad, ya que, además de servirte de inspiración, te ayudará a expandir tus barreras mentales al entender una forma de expresión artística basada en la diversidad, dejando de lado las barreras de la sexualidad, y demostrando que el arte es un excelente medio para unir a la humanidad. En la actualidad, puedes ver las últimas dos temporadas del show en Netflix.
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