Agosto, 2025.- Un grupo de científicos argentinos está revolucionando la divulgación científica con un streaming en tiempo real desde el buque Falkor (too), donde exploran el fondo del océano Atlántico a 4,500 metros de profundidad gracias al robot submarino SuBastian. Cada transmisión supera el millón de visualizaciones, convirtiéndose en un fenómeno viral inesperado.
La expedición, llamada Talud Continental IV, es mucho más que una misión científica: fusiona divulgación, tecnología y emoción, con un formato que recuerda a un reality show pero cargado de contenido riguroso. Los investigadores narran los hallazgos con pasión, conectando con una audiencia amplia y diversa.
SuBastian, el ROV estrella de la misión, está equipado con cámaras de alta definición, sensores y brazos robóticos que permiten recoger muestras de ADN ambiental, observar especies en su entorno natural y documentar interacciones biológicas inéditas. Esta tecnología permite estudiar procesos ecológicos que antes solo podían inferirse.
El objetivo es ambicioso: mapear la biodiversidad de los cañones submarinos, detectar microplásticos, estudiar el ADN ambiental y entender el papel del fondo marino en la captura de CO₂, todo con implicaciones directas para la conservación y las políticas pesqueras sostenibles.
El entusiasmo del equipo a bordo ha sido clave en la viralización del proyecto. Sus reacciones ante nuevos hallazgos —gritos de euforia incluidos— han generado momentos memorables, como la estrella de mar naranja que se volvió meme en redes sociales.
El Cañón de Mar del Plata, epicentro de esta expedición, es una de las zonas más biodiversas del Atlántico Sur, donde confluyen las corrientes de Brasil y Malvinas, generando una termoclina que favorece una gran riqueza biológica con impactos globales.


Esta misión representa un salto cualitativo respecto a las tres expediciones anteriores, que utilizaban redes de arrastre. Ahora se explora con precisión quirúrgica, revelando el ecosistema en su estado natural y reforzando la importancia del enfoque no intrusivo.
A bordo viajan 68 personas, entre científicos, técnicos, comunicadores, cocineros e ingenieros. También los acompaña un artista, que transforma lo observado en el fondo marino en obras pictóricas, fusionando arte y ciencia para narrar lo invisible.
El proyecto tiene un impacto doble: científico y educativo. Además de generar conocimiento, realiza conexiones en vivo con escuelas y refuerza el valor de la ciencia pública en un contexto de recortes presupuestarios.
El mensaje final es poderoso y urgente: Latinoamérica debe proteger su biodiversidad, y el conocimiento generado desde sus instituciones públicas es esencial para asegurar un futuro común basado en la ciencia y el territorio.










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