Abril, 2025.- La generación Z está redefiniendo el código de vestimenta en la oficina con la adopción del llamado “uniforme” laboral, una elección consciente que busca reducir la fatiga de decisión diaria y mejorar el enfoque mental.
Inspirados en figuras como Steve Jobs, los jóvenes profesionales optan por atuendos sencillos, repetitivos y neutros, priorizando la eficiencia emocional y un estilo que evita el desgaste de decidir qué ponerse cada día.
Esta práctica también responde al contexto laboral actual: inestabilidad económica, despidos masivos en el sector tecnológico y un regreso forzado a las oficinas, donde proyectar fiabilidad y profesionalismo se vuelve clave.
Para muchos de estos trabajadores, que ingresaron al mundo laboral en plena era post-pandemia, el uniforme representa una herramienta de adaptación, ofreciendo estructura y control ante la incertidumbre.
Aunque no es una tendencia nueva, hoy adquiere un matiz generacional más profundo: es una forma de gestión emocional y ecológica, ya que las prendas elegidas tienden a ser atemporales y sostenibles.
El fenómeno se observa principalmente en entornos corporativos de alta exigencia, mientras que en startups o sectores creativos, la autoexpresión a través de la ropa sigue siendo más común.
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