Marzo, 2025.- El primer cuarto de siglo llegó con intensidad, incertidumbre y exceso de ruido. Las disrupciones políticas, tecnológicas, financieras y sanitarias resuenan y aturden a escala global. La fragmentación social y la sobrecarga de información generan confusión y mucho ruido amplificado en redes. El mundo avanza estridente a una velocidad vertiginosa e impredecible.
Hacer planeamiento estratégico en estos tiempos es como intentar armar un rompecabezas en medio de un terremoto. Todo cambia, todo aturde, nada es seguro y las reglas del juego se redefinen a cada instante. Pero en medio de este caos, hay algo que sigue siendo fundamental: construir marcas sólidas y resilientes. Y las claves para lograrlo hoy son, en realidad, las claves de siempre. Se trata de volver a las bases.
- No perder de vista el foco: el problema de negocio
Antes de cualquier acción, hay que detenerse un momento y hacerse la pregunta clave:
¿qué problema de negocio estamos resolviendo? Es fácil distraerse con tendencias, tecnologías o ideas espectaculares, pero si no abordan el problema central, solo estarán sumando más ruido al ruido.
- No desoír el activo principal de la marca: su conexión emocional con el consumidor
Una marca es, sobre todo, una relación con la gente. Si esa conexión emocional se debilita, la marca se reduce a un simple logo sin significado. Más que nunca, debemos preguntarnos qué emociones despierta nuestra marca, si son creíbles y cómo podemos fortalecer esos lazos con la audiencia.
- Bloquear el ruido con una conversación relevante
Vivimos en un presente especialmente ruidoso: información contradictoria, scrolling infinito y un flujo acelerado de mensajes efímeros. En este contexto, ser escuchado es un reto. La clave está en identificar una tensión real en la audiencia y construir una conversación tan relevante que consiga bloquear el ruido del entorno. Se trata, por decirlo de alguna manera, de crear «noise-cancelling brands». Marcas que filtren el ruido del contexto a partir de narrativas potentes, relevantes y significativas.
- No complicar. Hablar claro.
En medio del caos, lo peor que podemos hacer es sumar más complejidad. Demasiada información, demasiados datos, demasiadas voces. La estrategia y el brief deben ser parte de la solución, no del problema. Hablar simple, directo y claro. Un mensaje bien enfocado será siempre más poderoso que mil ideas dispersas, por más creativas que sean.
En resumen, en pocas palabras, se trata de filtrar el ruido y navegar el caso manteniendo el foco en el problema a resolver, creando historias relevantes, fortaleciendo la conexión con la audiencia y hablando simple y directo. Lo demás será solo ruido.
Al final del día, hacer estrategia en tiempos turbulentos requiere moverse con serenidad, inteligencia y resiliencia. Y es precisamente en momentos ruidosos y complejos como estos, cuando el valor del planeamiento estratégico se vuelve más nítido, robusto y necesario que nunca.
Por
Sebastián Codeseira,
Director Académico Estrategia – Miami Ad School MX
Discussion about this post