La plataforma TikTok, famosa por su capacidad para hacer virales modas y tendencias, ha visto cómo un nuevo fenómeno ha capturado la atención de miles de usuarios: la práctica de comer tierra y arcilla. Esta tendencia, promovida por una comunidad conocida como los «crunchers», asegura que el consumo de estos materiales puede traer beneficios para la salud, tales como mejorar la digestión, prevenir el envejecimiento y reducir el acné. Sin embargo, detrás de este controvertido comportamiento se esconde una combinación de riesgos para la salud y un vacío de respaldo científico.
El surgimiento de los ‘Crunchers’: Marketing de nicho y contenido viral
Los “crunchers” son usuarios de TikTok que comparten su experiencia al masticar tierra, arcilla o incluso yeso y tiza, promoviendo el crujido que estos materiales producen al ser consumidos. Con hashtags como #ClayEaters o #EarthCrunchers, los videos de esta comunidad han generado millones de vistas, atrayendo tanto a curiosos como a quienes buscan soluciones alternativas para mejorar su salud.
El éxito de esta tendencia no es casualidad. La estética visual del contenido, combinado con el auge del ASMR (Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma, por sus siglas en inglés), ha permitido que los creadores de contenido generen vídeos hipnóticos que capturan la atención de los usuarios, creando una experiencia sensorial envolvente. Además, algunos influencers han aprovechado esta moda para impulsar su visibilidad, vendiendo productos relacionados como arcilla comestible y otros tipos de tierra a través de plataformas como Etsy y Amazon, generando ingresos mientras amplían su alcance.
La comercialización de productos de tierra y arcilla
La monetización de esta tendencia ha sido casi inmediata. Plataformas de comercio electrónico como Etsy y Amazon han visto un incremento en la venta de productos como arcilla comestible, comercializada sin cumplir con las normativas necesarias de seguridad e higiene alimentaria. Esta informalidad en la venta de productos no regulados plantea serios interrogantes sobre los riesgos que representa para los consumidores.
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Los compradores, muchas veces influenciados por los testimonios de otros usuarios y la viralidad de los vídeos, adquieren estos productos creyendo en sus supuestos beneficios sin ser conscientes de los peligros. Aunque el marketing detrás de la arcilla comestible ha capitalizado en su estética natural y el creciente interés por productos «limpios» o «orgánicos», el consumo de tierra y arcilla expone a las personas a potenciales riesgos, como bacterias, metales pesados y parásitos, lo que convierte esta práctica en algo mucho más peligroso de lo que aparenta.
De una práctica antigua a un fenómeno digital
La geofagia, el hábito de comer tierra, ha sido documentada en diversas culturas a lo largo de la historia, y la «pica» es un trastorno alimentario caracterizado por el deseo de consumir sustancias no nutritivas, como tierra, yeso o tiza. Esta práctica, aunque ancestral, se ha modernizado y masificado a través de las redes sociales, alcanzando nuevas audiencias que buscan respuestas rápidas para sus problemas de salud.
En muchas ocasiones, el deseo de consumir tierra o arcilla puede estar relacionado con la deficiencia de ciertos nutrientes como el hierro o el zinc, algo que ocurre con frecuencia en mujeres embarazadas. Sin embargo, convertir esta necesidad biológica en un fenómeno de marketing viral es problemático. Aunque algunas personas sienten alivio temporal en su deseo de consumir estas sustancias, no existen pruebas científicas que avalen los beneficios para la salud que promueven los “crunchers” en redes.
El rol del ASMR y las recetas de arcilla comestible en la viralización
Parte del atractivo de esta tendencia está vinculada al contenido ASMR, que ha generado una oleada de videos donde los sonidos de masticar tierra o arcilla generan una sensación placentera en quienes los consumen, tanto visual como auditivamente. Esta corriente, cada vez más popular en redes sociales, ha ampliado su audiencia con vídeos que no solo muestran el consumo de arcilla, sino que también incluyen «recetas» y recomendaciones para consumir estos productos de manera segura. Sin embargo, la realidad es que no hay ninguna garantía de seguridad en este tipo de consumo, y los riesgos de daños a largo plazo en el sistema digestivo son altos.
A pesar de la creciente popularidad de esta moda, los riesgos superan con creces cualquier supuesto beneficio. Comer tierra o arcilla puede exponer a los consumidores a una serie de problemas de salud graves, incluyendo la ingesta de metales pesados, infecciones parasitarias y obstrucciones intestinales. Los expertos en salud han advertido que no existen beneficios científicos probados para respaldar el consumo de estos materiales, y que el daño a largo plazo podría ser severo.
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La Asociación Americana de Dietética y otros organismos de salud han desaconsejado rotundamente el consumo de tierra o arcilla, señalando que aunque algunas prácticas culturales hayan sostenido esta costumbre por generaciones, la realidad es que no existen estudios que respalden sus beneficios. Además, la posibilidad de ingerir contaminantes peligrosos es alta, especialmente en productos que no han sido sometidos a controles sanitarios adecuados.
Lecciones para el Marketing: ¿Cuánto pueden influir las Redes Sociales en los hábitos de consumo?
La tendencia de comer tierra y arcilla en TikTok plantea preguntas importantes sobre la responsabilidad en la promoción de ciertos comportamientos en redes sociales. Desde un punto de vista de marketing, esta moda muestra cómo las plataformas digitales pueden influir directamente en los hábitos de consumo de las personas, muchas veces sin tener en cuenta los riesgos asociados.
La viralización de esta práctica es un claro ejemplo de cómo el marketing de nicho, apoyado por influencers y el contenido visualmente atractivo, puede dar vida a comportamientos insalubres que luego se difunden entre las masas. Las marcas y las plataformas tienen una responsabilidad importante en cuanto a moderar y verificar el contenido que se comparte, especialmente cuando se trata de temas relacionados con la salud.
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