El 14 de febrero fue un día de desatino para el Club América, quien, en colaboración con Birth Group, lanzaron una provocativa estrategia de comunicación en el marco del Día de San Valentín. La forma y sobretodo el contenido merece más una evaluación mucho más crítica. Más allá de sus intentos de llamar la atención y ganar popularidad en las redes sociales, la táctica resultó un desatino flagrante, poco creativo y mal concebido.
A pesar de las cifras alardeadas sobre el alto engagement digital, la estrategia no logró ocultar su naturaleza desacertada. La controversia puede lucir atractiva, pero no por ello puede resultar positiva. Ejemplo de ello radica especialmente entre los seguidores de equipos rivales como las Chivas de Guadalajara, que expone la naturaleza divisiva de esta estrategia y, más preocupante aún, el riesgo tangible de alienar a una parte significativa de las audiencias del deporte más popular del mundo.
El hecho de que más de una cuarta parte de las menciones hayan sido negativas revela no solo el desagrado general, sino también la incapacidad del Club América para leer el pulso de su propia base de audiencia.
El intento de generar interacción rápida y notoriedad parece haberse traducido en una pérdida a largo plazo. En lugar de ganar terreno, ha generado una mancha incómoda en su percepción en las plataformas sociales. En el competitivo mundo del marketing deportivo, donde la conexión emocional con los aficionados es la clave, estas imprudentes tácticas plantean más preguntas sobre la falta de sensibilidad y previsión de aquellos detrás de la decisión.
En última instancia, el Club América y Birth Group no solo han perdido una oportunidad de afianzarse con la audiencia, sino que han comprometido la percepción de una marca que podría tener consecuencias duraderas. Sirve de ejemplo como una advertencia sobre los peligros de una estrategia de marketing sin consideración, cuyo impacto negativo podría superar fácilmente los breves momentos de notoriedad conseguida en las plataformas sociales.