Desde el año pasado ganaron fama las adaptaciones de videojuegos en el cine y la emoción sobre esto se dejó sentir en redes después de que se diera a conocer la próxima película de The Legend of Zelda.
En 2023 se estrenó un proyecto aclamado por la crítica, The Last of Us, que recibió dos docenas de nominaciones a los Emmy, y otra obscenamente rentable, Super Mario Bros. La Película, que recaudó más de mil millones de dólares en todo el mundo la primavera pasada. Incluso títulos menos conocidos, como Five Nights at Freddy’s y Twisted Metal, causaron un furor razonable.
Por ahí se dice que el repunte de este tipo de proyectos coincide con un declive del gusto del público por los superhéroes de los comics después de 15 años de dominio en este sector del entretenimiento.
Las películas de Warner Bros. y DC ¡Shazam! La Furia de los Dioses, Blue Beetle y, sobre todo, The Flash, fracasaron: esta última solo recaudó 55 millones de dólares en Norteamérica en su fin de semana de estreno, muy por debajo de las previsiones. Para Disney, Ant-Man y la Avispa: Quantumania empezó con fuerza, pero después el interés se fue al suelo, convirtiéndose en una de las pocas películas de Marvel que alcanzaron el umbral de rentabilidad. Marvel, cuya realización y promoción costó a Disney más de 300 millones de dólares, recaudó únicamente 47 millones de dólares en la taquilla nacional en su fin de semana de estreno en Estados Unidos, la cifra más baja de las 33 películas del Universo Cinematográfico de Marvel.
¿Será que ya fueron demasiadas películas, secuelas, precuelas y series sobre estos temas? (para mí 33, sí ya son muchas), Sea así o no, el caso es que el éxito de Super Mario provocará una “lluvia de adaptaciones de videojuegos”, argumenta Joost van Druenen, profesor de negocios de la Universidad de Nueva York y autor de One Up: Creativity, Competition, and the Global Business of Video Games. Van Dreunen explica que los superhéroes “siguen el camino del vaquero”, refiriéndose a los cambios en los géneros dominantes de Hollywood; como ejemplo pone el auge de los zombis hace unos años o todas las películas familiares al estilo de Mi pobre angelito (Home Alone) en la década de los noventa. Incluso un programa como The Boys, con sus anti-héroes, argumenta, parece una especie de punto de inflexión similar a los Westerns revisionistas ejemplificados por La pandilla salvaje (The Wild Bunch) de Sam Peckinpah, que empezaron a imponerse en el género a finales de los sesenta y a principios de los setenta.
Si el público está tan cansado de los superhéroes como creen los expertos, los protagonistas de los videojuegos llenarían ese vacío de forma rentable. Provienen de franquicias muy conocidas y tienen grandes bases de fans comprometidos, dos factores muy apreciados por los estudios.
En 2024, Fallout será una primera prueba de fuego. Si se impone en abril, será la señal más segura de que la cultura pop está adentrándose en la era de las adaptaciones de videojuegos a la pantalla.