Cumplió veinte años la película «Oldboy» (2003), una de las joyas clásicas del cine coreano que ha dejado una huella indeleble en la cinematografía mundial. Dirigida por Park Chan-wook, la película se ha ganado tanto elogios de la crítica como el aplauso del público, obteniendo múltiples premios, incluyendo el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes.
Basada en el manga japonés homónimo de Garon Tsuchiya y Nobuaki Minegishi, «Oldboy» forma parte de la icónica Trilogía de la Venganza creada por el director y guionista surcoreano.
La trama gira en torno a Oh Dae-su (interpretado por Choi Min-Sik), un hombre encerrado sin explicación durante quince años, quien, tras su liberación repentina, se embarca en un viaje de venganza que es el núcleo emocional de la película.
La conexión con «El Conde de Montecristo», la clásica novela de Alexandre Dumas, es evidente en la trama, revelando la influencia literaria que Park Chan-wook infunde en su película. Reconocido cinéfilo, el director se inspira en obras como «Vértigo» de Alfred Hitchcock, manifestando homenajes visuales al maestro del suspense y hasta a Brian De Palma.
Más allá de su contenido, la película destaca por su excelencia visual. Cada escena memorable de la película refleja la cuidadosa atención de Chan-wook a los detalles visuales, convirtiéndola en una experiencia cinematográfica única.
«Oldboy» sigue siendo un hito en el cine coreano, influyendo en el género y siendo referencia para numerosas producciones. En su vigésimo aniversario, es una oportunidad invaluable para redescubrir esta monumental obra del cine, que perdura como un clásico incuestionable.