Atmospheric Agency se presenta como una agencia de publicidad ficticia, destacando su transparencia en contraste con agencias convencionales que ocultan sus lazos con clientes vinculados a combustibles fósiles. La iniciativa, liderada por el artista británico Oli Frost en colaboración con el colectivo creativo Glimpse y el laboratorio Utopia Bureau, utiliza el humor e ironía para arrojar luz sobre el papel de las agencias creativas en el greenwashing y la comunicación engañosa de empresas contaminantes. A través de una página web y perfiles en redes sociales, Atmospheric Agency adopta los códigos reales del sector publicitario mientras desafía la ética en la publicidad asociada a la crisis climática.
En su presentación, Atmospheric presume de trabajar con empresas relacionadas con los combustibles fósiles, criticando así a agencias reales que, según ellos, ocultan estas asociaciones. Subrayan la importancia de contar la historia que la marca desea, incluso si implica encubrir impactos ambientales o causar daños. Este proyecto surge en respuesta a la revelación de que la agencia McCann está participando en el concurso de Aramco, la compañía saudita de petróleo, y ya tiene contratos con la empresa, según la plataforma DeSmog.
Atmospheric declara haber presentado orgullosamente su propuesta al concurso, adoptando una postura opuesta a agencias que, según ellos, ocultan sus vínculos con la industria de los hidrocarburos. Su enfoque único busca desafiar la promoción de productos que amenazan la supervivencia del planeta, abogando por la transparencia en la comunicación publicitaria.
La agencia satírica Atmospheric no solo critica la falta de transparencia en las relaciones publicitarias con empresas de combustibles fósiles, sino que también arroja luz sobre los intereses económicos que impulsan este tipo de colaboraciones. Según el CEO de la agencia, Jamie Kolkot, las compañías de hidrocarburos generan considerables beneficios, financiando gastos cotidianos, proporcionando sustento y sustentando holdings multinacionales que buscan asegurar un crecimiento constante.
El llamado a la honestidad de Kolkot destaca la necesidad de aprender de la historia de la industria publicitaria, comparando la situación actual con el abandono del tabaco y la pérdida de personajes icónicos como el vaquero de Marlboro. Argumenta que, al romper lazos con las grandes petroleras, hay mucho en juego.
En relación con su pitch para Aramco, Atmospheric ha compartido su propuesta creativa abierta a la participación de profesionales del sector. La idea central busca devolver la prominencia a la industria petrolera, presentándola como «Big Oil» nuevamente. Se han sugerido conceptos como una serie de fotos de cucarachas sobreviviendo en un planeta casi desértico en Instagram, la creación de una versión de Greta Thunberg respaldando a las petroleras mediante inteligencia artificial, la adaptación de «Mad Max» como una sitcom, y la idea de celebrar la final del Mundial de 2034 en una plataforma petrolífera en Arabia Saudita.
En un claro acto de provocación, James Turner, fundador de Glimpse, ha expresado su perspectiva sobre Atmospheric Agency, señalando la contradicción entre la defensa de las empresas más contaminantes y la afirmación de tener políticas ambientales significativas. Turner enfatiza la necesidad de que las agencias elijan entre preservar su reputación o asociarse con clientes vinculados a los combustibles fósiles, considerando que no es posible mantener ambas posturas.
El nacimiento de Atmospheric Agency también responde a una encuesta de YouGov comisionada por Glimpse, revelando que el 37% de los británicos opina que las agencias de publicidad no deberían promocionar anuncios para empresas relacionadas con combustibles fósiles. Este proyecto, aunque ridículo en su enfoque, destaca la creciente preocupación y conciencia pública sobre la responsabilidad ética en la publicidad.