La jueza Beryl A. Howell del Tribunal de Distrito de EE. UU. emitió una sentencia clave que establece que las obras de arte generadas por sistemas de inteligencia artificial (IA) no pueden ser protegidas mediante derechos de autor, un veredicto que captó la atención del mundo legal y tecnológico. Esta decisión surge en el contexto de una demanda presentada por el inventor Stephen Thaler contra la Oficina de Derechos de Autor de EE. UU., que había denegado repetidamente los derechos de autor a una imagen creada con IA a través del algoritmo Creativity Machine.
Thaler había intentado en varias ocasiones registrar los derechos de autor de la imagen generada por el algoritmo, bajo la premisa de que esta imagen constituía un trabajo encargado al propietario del Creativity Machine, lo que haría que Thaler fuera el propietario de la obra. Sin embargo, estas solicitudes fueron rechazadas de manera constante.
La jueza Howell falló en contra de Thaler, argumentando que las obras de arte que «carecen de la mano del hombre» no pueden ser elegibles para derechos de autor. Ella enfatizó que la autoría humana es un requisito fundamental para otorgar derechos de autor y que las creaciones generadas por sistemas de IA no cumplen con este criterio. Si bien reconoció que la IA se utilizará cada vez más como herramienta de creación, Howell señaló que esto plantea interrogantes sobre la contribución humana en el proceso creativo y en la obtención de derechos de autor.
Esta decisión judicial no es la primera en cuestionar la atribución de derechos de autor a obras generadas por IA. En 2018, la Corte de Apelaciones también rechazó una demanda por derechos de autor relacionada con una selfie tomada por un mono. En ese caso, se argumentó que la falta de intervención humana directa en la creación de la imagen invalidaba la posibilidad de derechos de autor.
La sentencia de Howell resalta la necesidad de definir los límites y alcances de los derechos de autor en un entorno cada vez más influenciado por la inteligencia artificial. A medida que la IA continúa transformando la creación artística y otros campos, los desafíos legales y éticos relacionados con la autoría y la propiedad intelectual se vuelven más complejos.
Además, ejemplos recientes, como la demanda presentada contra OpenAI y Meta por el uso de contenido de autores en modelos de IA, subrayan la importancia de abordar estas cuestiones de manera cuidadosa y equitativa.A pesar de esta sentencia, el debate sobre los derechos de autor y la IA está lejos de concluir. La intersección entre la creatividad humana y las capacidades de la inteligencia artificial continuará siendo un tema crucial a medida que avanzamos hacia un futuro donde la tecnología juega un papel cada vez más prominente en la creación y distribución de obras de arte y contenido.