El pasado 7 de diciembre de 2021, Ubisoft lanzó Ubisoft Quartz, una plataforma para introducir los DIGITS, unos NFTs que emplean tecnología blockchain de baja huella de carbono y que permiten que los usuarios más fieles a sus videojuegos puedan potencialmente acceder a objetos digitales de los cuales incluso puedan llegar a disponer libremente (y venderlos a quien quieran, entre otras cosas).
Sin embargo, la reacción de la comunidad gamer no fue buena. Ha habido más ejemplos de lanzamientos de videojuegos y de NFTs ligados a influencers relacionados con esa misma industria que han recibido una mala acogida por parte de la comunidad.
A priori, al menos para mí, este panorama me resultó contraintuitivo. Si hubiera tenido que apostar por una comunidad receptiva a esta tecnología que permite poner en manos del usuario el valor de los objetos digitales que ha ganado con su esfuerzo, destreza y/o dedicación, los gamers habrían sido uno de mis caballos ganadores. Igualmente, me llamó la atención que Valve, una de las compañías de la industria más míticas, genuinas y queridas para mí, creadora entre otros juegos de la extraordinaria saga Half Life, se posicionara en contra de los juegos basados en tecnología Blockchain y retirase cualquier rastro, juego, desarrollo o similar ligado a dicha tecnología de su marketplace Steam.
En definitiva, podemos decir que en términos generales ni la propuesta de los NFTs ni la tecnología Blockchain asociada a los videojuegos (lo que se ha venido en llamar «videojuegos play-to-earn») han logrado seducir a la comunidad gamer de toda la vida. Pero ¿por qué? Pienso en varias posibles respuestas.
1.El aspecto medioambiental
Los primeros NFTs que salieron a la luz (dejo a un lado los Rare Pepes) fueron los basados en la Blockchain de Ethereum. Estos NFTs sobre Ethereum tienen un alto impacto ecológico. De hecho, aunque éstos siguen siendo lo que podríamos llamar la «categoría premium» de los NFTs, lo cierto es que los NFTs que más proliferan a día de hoy son los basados en Polygon, Immutable X, Solana, Flow, Cardano, BSC y otras tecnologías cuyo impacto ecológico es prácticamente nulo. Se dice que una transacción de un NFT bajo estas Blockchains de nueva generación consume menos energía y tiene menos impacto en CO2 que el pago con una tarjeta de crédito.
Sin embargo, cuando uno lee en los foros gamers las opiniones acerca de los NFTs, muchas de las críticas contra éstos vienen dadas por una percepción indiscriminada de «tecnología contaminante». Así, muchos gamers se posicionan contra ella, sin entrar a distinguir o valorar qué proyectos son neutros medioambientalmente hablando y cuáles son no-sostenibles y realmente merecen un buen tirón de orejas. ¿Hay una parte del rechazo que deriva de esta falta de análisis profundo acerca del verdadero impacto medioamiental de cada proyecto de videojuego o NFT en tela de juicio?
2.La autenticidad
En segundo lugar, cuando hablamos de videojuegos, hay un aspecto clave para los verdaderos gamers y jugones: ¿hablamos de un buen proyecto? ¿propone una experiencia de gaming que en verdad entretiene y produce placer en sí misma? ¿es un buen juego?
Existe la expresión «play-to-earn» que refiere a toda una categoría de videojuegos asociados a la tecnología Blockchain. Éstos tienen como principal característica que permiten a los jugadores que participan en ellos acceder a través de Blockchain al valor del que se hacen acreedores en función de sus logros y destreza, del tiempo y/o dinero invertido en ellos, del talento creativo que despliegan y de su contribución en definitiva a que el ecosistema del juego se agrande y enriquezca. Así, cuanto más y mejor juegas, más ganas. De hecho, está comenzando a suceder que en algunos países en vías de desarrollo como Filipinas, este fenómeno está llevando a muchos trabajadores a dejar sus empleos tradicionales para dedicarse de lleno al «play-to-earn».
Al margen de la mala valoración que pueda tener ese efecto negativo en el desarrrollo económico de algunas regiones, muchos gamers ven con muy malos ojos que un juego presente como principal tarjeta de visita el mero hecho de que te permita ganar dinero (y/o tokens o NFTs), sin importar la calidad de la experiencia jugable tras de él. Podríamos decir que el «play-to-earn» no gusta a los gamers genuinos, porque pesa más el «earn» (ganar dinero) que el «play» (jugar y disfrutar del placer del juego mismo).
Ante esta tendencia, surgen voces en la propia industria del videojuego que reivindican un cambio de paradigma: no más «play-to-earn», sí al «play-and-earn». Es decir, se reivindica recuperar el mimo por la experiencia lúdica del juego, su guión y relato, sus gráficos, su rendimiento y jugabilidad. Y después sí, dando por descontado que lo primero es excelente, cabe ofrecer a los jugadores que ganen aquello que en cada caso cada videojuego tenga a bien ofrecer (tokens, dinero y/o NFTs).
En honor a la verdad y salvo honrosas excepciones, hay que reconocer que muchos de los videojuegos play-to-earn asociados a Blockchain son un auténtico tostón y sólo son capaces de congregar comunidades de usuarios movidos por la codicia de ganar dinero y no por el deseo de pasar un buen rato jugando solos o con sus amigos. En resumen, cuando un juego triple A basado en Blockchain aparezca y proponga un esquema «play-and-earn», opino que tendrá una buena oportunidad para reconciliar la comunidad gamer con Blockchain y los NFTs.
3.La utilidad
Seamos realistas: los NFTs están aún en pañales. Desde 2016 hasta 2020, apenas eran una extravagancia exclusivamente pensada para aportar al coleccionismo un soporte digital. Pero lo cierto es que el año 2021 fue el de su explosión y, aunque el uso dominante de los NFTs sigue siendo el arte y el coleccionismo (con las corrientes de especulación asociadas a dichos usos), las posibilidades de la tecnología van mucho más allá. Es posible llenar de utilidad los NFTs.
La comunidad gamer, sin embargo, ha percibido cada movimiento de integración de los NFTs en los videojuegos como una estratagema para «sacarles el dinero» o «sacarles más dinero» sin ofrecer nada especialmente valioso para ellos a cambio. Aunque a continuación hablaremos de utilidades relevantes de los NFTs más allá del coleccionismo o la especulación, no dejo de preguntarme por qué los gamers no se cuestionan del mismo modo la compra de skins y el descomunal gasto in-app que año tras año realizan en los videojuegos (los ingresos del sector de los videojuegos son superiores a los de la música y las películas juntos).
Lo cierto es que un NFT puede potencialmente servir para aportar a su poseedor la funcionalidad de un skin tradicional, pero pudiendo además venderlo libremente cuando no desee usarlo más e incluso ponérselo a su personaje en otro videojuego diferente si el publisher se plantea facilitar la interoperabilidad. También los NFTs pueden servir para representar una subscripción a un servicio o plataforma, o para demostrar la pertenencia a un club o comunidad determinados. Cuando un NFT se aloja en la billetera de un usuario, puede aportar a ésta propiedades y servir para que se depositen en ella otros NFTs, regalos, ventajas, promociones… Desde mi punto de vista, el empleo en los videojuegos de NFTs y billeteras compatibles con Blockchain supondría una mejora tecnológica a la que tarde o temprano los publishers de videojuegos se acabarán apuntando de modo generalizado (espero que Valve también): potencialmente aporta mayores ventajas a los usuarios, ¿por qué demonizarlo si te puede beneficiar?
4.La ética
Leyendo en esos mismos foros a los que antes me refería, otras de las razones por las que muchos gamers se oponían al uso de la tecnología Blockchain y los NFTs asociados al mundo del videojuego estaban relacionadas con la ética. Venían a decir, especialmente en el caso de los influencers (y muy especialmente los del nicho de los videojuegos), que si éstos vendían NFTs a sus seguidores, estaban «ordeñando a su audiencia» y aprovechándose de los menores que los seguían para venderles algo carente de valor.
Obviamente, no creo que los NFTs carezcan de valor por definición (tampoco que lo tengan por principio). Pero la cuestión que me surge aquí es ¿por qué esa preocupación respecto a los NFTs y no respecto a los mismos skins que los videojuegos (e influencers relacionados con ellos) hacen desear a niños y adolescentes? Quienes tenemos hijos y jóvenes cerca, sabemos que los créditos en Steam o las compras de skins para diversos videojuegos (Roblox o Fornite en posiciones destacadas) son algunos de los regalos más anhelados por ellos. Nos puede gustar más o menos. Podemos gestionarlo como padres mejor o peor. Pueden presentarse cargos inesperados en las tarjetas por niños y niñas que «la lían» con la VISA de sus cándidos padres. Pero, ¿acaso no estamos ante el mismo fenómeno, llamemos al objeto digital adquirido «skin», «NFT» o «pase de temporada»? La ética, la regulación y, por otro lado, la responsabilidad de los padres para gestionar y controlar el acceso por sus hijos a medios de pago y compras online, son las claves sobre las que poner el acento. La tecnología en sí misma no es buena ni mala y la clave es el buen o mal uso que se pueda hacer de ella. Ni la Blockchain ni los NFTs son aquí el problema en mi opinión: lo digital es susceptible de alojar tanto o más valor que lo físico y palpable; todo depende de la aplicación concreta. Y desde luego la ética en el modo de explotar y comercializar esas creaciones siempre debe estar presente, para todo tipo de aplicaciones tecnológicas. Pero no creo que el hecho de que un influencer ofrezca un NFT a su audiencia sea por definición algo negativo. En todo caso dependerá de la calidad de los NFTs que ofrezca, las utilidades asociadas a ellos y el empleo de los recursos recaudados para seguir dotándoles de valor.
Conclusión
Seguramente me haya dejado algún motivo o quizás no haya acertado de pleno en todas mis valoraciones. Por ello, estaré encantado en que tod@s aquell@s representantes de la comunidad gamer y/o del videojuego que lean este artículo y quieran aportar más luz lo hagan. El metaverso se está construyendo a partir de muchas dinámicas genuinamente gamers y, por ello, sumar su opinión y su colaboración a su construcción no hará sino beneficiarnos a todos.
Desde mi punto de vista, tanto Blockchain, como los NFTs y los videojuegos son elementos fundamentales de la cultura y la tecnología de nuestro tiempo. Sumarlos, mezclarlos y enriquecerlos entre sí resulta tan natural como seguir leyendo a los clásicos, continuar educando a nuestros hijos (también en la Filosofía, por cierto) y seguir tratando de comprender y cuidar el mundo que nos rodea, para hacer de este planeta un lugar cada día mejor.
Autor: Carlos Solana – Web3 | Metaverse | Virtual Economy | NFTs | Innovation | Digital Business & Transformation | Corporate Venturing | Entrepreneur | Startups
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