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Ponerse en forma. Hacer ejercicio mientras escuchas alguna de tus historias favoritas o aprendes sobre un tema concreto es un triunfo porque, como decían los antiguos griegos, entrenas tanto tu mente como tu cuerpo.
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Responsabilidades diarias. Las tareas domésticas, deberes escolares o pasear al perro, siempre habrá una tarea que te lleve unos minutos. Un audiolibro atractivo hará que las tareas del hogar pasen volando.
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Toma un relajante baño de burbujas. No todo tiene que ser trabajo, el descanso también forma parte de estar sano y ser productivo. Prepara la tina, enciende unas velas, cierra los ojos y deja que un cuentacuentos te lleve a otro mundo.
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Refuerza el vínculo. Un día te acercas a tu mamá o a uno de tus hijos y les dices: «¿Qué tal si escuchamos el siguiente capítulo?». Como si se tratara de un programa de televisión, puedes compartir un momento especial con un ser querido y seleccionar un título que os guste a los dos.
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Terminar o empezar proyectos personales. Todos tenemos una afición o una pasión secreta a la que dedicamos unas horas de la semana para completarla. Desempolva tus sueños al ritmo del sonido; cuanto antes trabajes en ellos, antes se harán realidad.
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