Todos y todas pasamos estrés en el trabajo. Es algo que nos ayuda a avanzar, a dar lo mejor de nosotros y nosotras, así como a enfrentarnos sabiamente a los retos de vida cotidiana. Sin embargo, si no nos damos tiempo a recuperarnos luego de pasar un periodo de estrés, nos exponemos a seguir acumulándolo y posiblemente desarrollar el síndrome de Burnout, una condición que afecta a un 40% de la población mexicana. El Burnout es un trastorno emocional que llega a manifestarse como si fuera una afección física y ocurre cuando perdemos las capacidades necesarias para enfrentar la presión del trabajo, la incertidumbre, y los retos que la vida nos presenta. Estas capacidades se preservan tomando conciencia de la importancia del descanso, del ejercicio, de la nutrición y de vivir en el presente. El Burnout le puede ocurrir a cualquier persona, no importa su edad, estrato socioeconómico o posición laboral. A continuación, te presentamos algunas historias de profesionistas que vivieron un episodio severo de Burnout. Si te identificas con alguna de ellas, busca ayuda inmediatamente. Las señales comienzan de a poco y luego avanzan hasta llegar a incapacitar. Paola, 40 años Posición ejecutiva media en corporativo ¨De repente empecé a experimentar mucho mal humor, que al comienzo contenía, pero luego, terminé discutiendo por cosas realmente insignificantes con compañeros de trabajo, mis superiores, y hasta en la casa con mi familia. Todo me molestaba, era como si ya no pudiera interactuar con nadie. Perdí por completo el interés en lo que hacia, ya no había un propósito o una razón para levantarme cada mañana. Me culparon de estar creando mal ambiente en la oficina. Luché tanto para llegar a esta posición, y de repente, sin entender por qué, había arruinado el respeto y confianza que me tenían mis compañeros y mi patrón¨ Bárbara, 32 años Publicista ¨Sentía palpitaciones, alergias inexplicables, piel muy reseca y dolores en las coyunturas. Me tomaba cualquier remedio que conseguía en la farmacia porque no quería ausentarme en el trabajo ¡Yo era una ficha esencial en la empresa! Un día que me ausentara causaba demoras en los proyectos. Empecé a experimentar caída del cabello y a sentir acidez estomacal. Las palpitaciones eran más frecuentes y fuertes, hasta que un día terminé en sala de emergencias, y se me impuso un tratamiento muy largo y estricto para lograr mi recuperación¨. José, 29 años Consultor financiero ¨Trabajaba un promedio de 12 horas al día. Comencé a tener serios problemas del sueño. Pasaba la noche entera con los ojos cerrados, pero con mi cabeza llena de pensamientos, de pendientes por hacer y buscando soluciones a los tantos problemas que tenia que resolver en la oficina. Comencé a notar que no podía retener información, perdía el hilo en las conversaciones. De pronto me sentía muy nervioso, mis manos sudaban siempre que me tocaba interactuar con los directivos o mis clientes. Empecé a dudar de mis capacidades y eso se reflejaba en la calidad de mi trabajo. Por más esfuerzo que ponía, no lograba avanzar profesionalmente¨ Así como estas personas nos relatan, todo comienza con pequeñas señales que si ignoramos progresan peligrosamente. Sentirse con agotamiento no es un fracaso, ni te convierte en una persona débil. Es vital que corramos el velo de misterio y vergüenza que hay detrás de las condiciones emocionales para que podamos encontrar soluciones y sobre todo prevenirlas
Discussion about this post