Mediante el ingenioso truco de combinar las palabras “brand” y “vandalism”, nació Brandalism, que se autodefine como un colectivo internacional de artistas dedicado a desafiar a los poderes corporativos, la codicia y la corrupción en todo el mundo. Lo hacen interviniendo espacios publicitarios, de esos que habitualmente celebran el consumismo, y a este método ellos lo denominan “subvertising”, otra combinación de palabras: “subversion” y, claro, “advertising”. Los de Brandalism declaran que usan “subvertising” como una lente a través de la cual podemos ver las cuestiones sociales y ambientales creadas por el capitalismo. El blanco más reciente de este colectivo de artistas es la publicidad de automóviles, más precisamente las camionetas llamadas SUV o 4×4. Para ello, “secuestraron” más de 100 vallas publicitarias y anuncios en paradas de ómnibus en Inglaterra y Gales. La ¿campaña? se llama #AdBrake (juego de palabras: el “ad break” es la pausa publicitaria, pero aquí está escrito “brake” que significa freno) y en ella participan más de 30 artistas. Ellos sostienen que los anuncios de coches promueven la propiedad de automóviles privados como símbolo de status, desdeñando los problemas causados por la industria automotriz: embotellamientos de tráfico, contaminación atmosférica, calentamiento global, etc. Todos estos problemas, y más, aparecen reflejados en las obras de Brandalism, donde los autos son acusados de, por ejemplo, “quemar el planeta” e “ignorar a los niños”. De paso, muestra ciertos estereotipos de género que, admitámoslo, aparecen con bastante frecuencia en estas publicidades. Otras obras de estos artistas describen cómo la pandemia de coronavirus le dio un respiro al ambiente urbano con la mayor presencia de ciclistas y peatones. El foco de estas obras está en las 4×4 ya que emiten cuatro veces más CO2 que los automóviles eléctricos, y además son más grandes y pesados. Brandalism destaca el absurdo de que la publicidad en la calle promociona vehículos que llevan a los conductores (y a todos) a quedar atrapados en esas mismas calles. Los artistas agregan que “necesitamos distanciarnos culturalmente de los coches”, una intención loable -y muy probablemente utópica. De todos modos, y como pueden ver en las imágenes, el trabajo del colectivo es muy interesante, provocador y relevante. Para conocer más sobre la iniciativa, visiten el sitio mencionado aquí abajo. Pero primero terminen esa campaña de autos en la que están trabajando. (Fuente: marketingdirecto.com; brandalism.ch)
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