Tuvimos la oportunidad de conocer, de la voz de Carlota Murillo, Coordinadora de Contenidos Cinematográficos y Audiovisuales de Cineastas Unidas, los objetivos de la lucha de este movimiento nacional.
Cineastas Unidas es un colectivo multidisciplinario que navega con la bandera de generar un cambio social y erradicar la violencia contra las mujeres, específicamente en espacios académicos y laborales del ámbito cinematográfico, cultural y artístico.
Una comunidad conformada por actrices, directoras, productoras, guionistas, cinefotógrafas, editoras, sonidistas, directoras de arte, vestuaristas, maquillistas, maestras, estudiantes y trabajadoras de la industria nacional del cine, quienes luchan por ejercer su profesión en un ambiente sano, respetuoso y libre de violencia.
RB: ¿Cómo se originó el movimiento de Cineastas Unidas?
CM: El movimiento inició en 2018, a partir de que identificamos que la pandemia de violencia en el mundo y la epidemia de violencia, específicamente en México, agravaba la situación de la violencia para las mujeres en el ámbito escolar y laboral en el cine.
Surge un poco después de que sucede la protesta silenciosa en Cannes del #MeToo a nivel internacional, y es entonces que nos empezamos a dar cuenta de que, en las escuelas públicas de México de cine, como son el CCC y el CUEC, existían casos de violaciones, acoso, abuso sexual y otras expresiones de violencia y de subordinación que significaban un riesgo para que las mujeres pudiéramos participar en estos espacios.
El 12 de junio en una conferencia de prensa conjunta con la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados llevamos a cabo una mesa de diálogo donde se colocaron puntos de agenda bajo el título “Violencia hacia las mujeres y sus derechos, una agenda pendiente”.
Empezó siendo un movimiento organizado por estudiantes y de igual forma nos empezamos a articular con otras feministas en otras áreas, y así comenzamos a desarrollar estrategias en instituciones que engloban el mundo del cine en México. Nuestro objetivo en ese entonces tenía que ver con un proceso de reeducación de las relaciones entre hombres y mujeres en el ámbito cinematográfico, tanto en los espacios laborales como de formación, fue como se empezaron a generar estrategias de organización colectiva para la incidencia en instituciones de educación, cultura y cine.
RB: ¿Cuál es la causa por la que lucha este movimiento?
CM: Luchamos, principalmente, por la igualdad de condiciones y participación de las mujeres en la industria. Esto significa que estamos motivando constantemente a que se creen mecanismos e instrumentos que protejan nuestra seguridad e integridad.
Porque, si bien, muchas de nosotras queremos participar en el ámbito cinematográfico, tenemos que enfrentarnos a una serie de situaciones de violencia, y eso vulnera nuestra posibilidad de representación como creadoras y como sujetas en el cine.
Trabajamos por la no violencia: ni física, psicológica, simbólica y sexual en nuestros espacios de trabajo y de aprendizaje.
RB: En términos de género, ¿cuál es la realidad de las cineastas a nivel LATAM?
CM: Sucede algo: no es que seamos pocas, pero parece que lo somos porque no se nos da visibilidad, además de que es difícil acceder a los espacios. Querer participar en la industria cinematográfica implica varios factores.
Tenemos que entender el contexto y condiciones, tanto económicas, como sociales, para poder priorizar el amor y la práctica a un arte, que histórica e internacionalmente, ha sido dominado por hombres.
Nos enfrentamos a una realidad tercermundista en la que no es tan fácil encontrar una estabilidad económica, además de los riesgos de nuestra condición social-física como mujeres en una sociedad feminicida, en cualquier momento podemos terminar violadas o asesinadas, por eso buscamos generar que la socialización y los procesos laborales sean verdaderamente igualitarios, lo que implica que sean libres de violencia, hostigamiento y acoso.
Cuando tienes a referentes de hombres exitosos, como Guillermo Del Toro, Cuarón y es difícil ubicar a mujeres cineastas igual de importantes, te das cuenta de que hay un sistema que privilegia al sexo masculino y obstaculiza la participación de las mujeres
Entonces, nos encontramos con estos miedos, porque no sólo hay discriminación, también un ambiente sumamente hostil y meritocrático, en el que al acceder a puestos de dirección o cinematografía -normalmente dirigidos por hombres- nos encontramos con acoso sexual y hostigamiento; y para acabarla de amolar, a las mujeres nos da miedo alzar la voz, porque sabemos que el productor es amigo de otro productor y de otro productor, entonces si denunciamos o nos quejamos, nos «castigan» y puede que ya no nos llamen para otros proyectos.
La condición de las mujeres en México y en Latinoamérica, depende de que avancemos en esta transformación política, económica, social y cultural que está impulsada en estos momentos por el movimiento feminista al que nos sumamos con la agenda de igualdad.
RB: ¿Cuál es el lugar que ocupa la mujer en el cine mexicano?
CM: Cada vez hay mayor reconocimiento de las mujeres en el cine, están destacando ciertas mujeres como creadoras, por ejemplo, Ángeles Cruz, que es una mujer indígena y lesbiana.
Por otro lado, creo que todavía estamos muy lejos de lograr una verdadera paridad, seguimos destacando como si fuéramos excepciones a la regla, como si fuéramos casos de éxito eventuales.
Lo que nosotras esperamos es que en un futuro las condiciones estén enmarcadas por una verdadera igualdad, mientras tanto, tendremos que seguir apoyando estas políticas temporales, como la paridad de género.
RB: ¿Consideras ‘significativa’ la evolución que ha tenido el papel de la mujer a lo largo de la historia?
CM: Creo que algo bueno que está pasando es que, cada vez hay más mujeres en papeles protagónicos, sin embargo, muchas de las representaciones siguen siendo bajo un lente clasista y racista, pero sobretodo sexista: seguimos siendo representadas como las acompañantes, las mujeres enamoradas, los objetos de deseo y otros clichés misóginos. Nos colocan como personajes inferiores o menos interesantes con respecto a los hombres.
A mí me preocupa, particularmente, el caso de ciertas películas dirigidas por hombres, donde se ocupa a las mujeres como personajes protagónicos, pero como objetos de lástima que pasan a través de la revictimización en películas de violencia extrema o incluso en “cine social”: Nuestro sufrimiento como mujeres está pasando a una forma de entretenimiento.
Y no es que esté mal abordar estos temas, pero creo que se requiere de mucho análisis crítico para no caer en la revictimización, en la promoción del morbo y la promoción de la violencia.
Me parece que el retrato de las mujeres y de las masculinidades en el cine son un paso fundamental para crear sociedades más igualitarias, y en ese sentido, las mujeres tenemos la labor de retratarnos dignamente, de reflejar nuestros problemas, y los hombres tendrían que empezar a cuestionarse en torno al qué, al cómo y el por qué están retratando tal o cual situación.
RB: ¿Qué acciones están llevando a cabo como parte del proceso de documentación para la garantía de los derechos culturales y laborales de las mujeres en el cine?
CM: Este proceso es parte de un diagnóstico que estamos realizando con el objetivo de identificar las estrategias que guiarán nuestra ruta de acción de los siguientes meses y años: es un diagnóstico que está complementado, a su vez, con observación in situ de las dinámicas del set, tanto laborales como académicas. Esto nos permitirá tener las evidencias necesarias para exigir a las instancias que se realicen los mecanismos e instrumentos que nos protejan.
Es algo sumamente importante porque, si no tenemos seguridad integral en nuestros espacios laborales y de formación, tampoco podemos tener la seguridad de ser representadas y reconocidas en el ámbito cinematográfico. Es algo que vulnera completamente nuestra posibilidad de participación en el medio.
RB: ¿Qué cambios han logrado con estas acciones?
CM: Con el proceso de documentación en específico, hemos podido concretar estas urgencias en un decálogo que llamamos Decálogo de las Cineastas para Sobrevivir en Plena Contingencia, el cual está en proceso de ser publicado y distribuido para que sea una herramienta básica para la exigencia de los derechos de las mujeres en la industria.
Y en general, como colectivo, desde el 2018 que presentamos nuestra Agenda por la Igualdad y la No Violencia Contra las Mujeres en la Educación, la Cultura y las Artes, en la Cámara de Diputados, hemos podido avanzar bastante en el ámbito educativo: colaboramos directamente en el Comité de Igualdad del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), espacio que ayudamos a fundar y del que somos parte permanente desde su conformación. A partir de este significativo suceso es que hemos podido acompañarlos y celebrar otro tipo de avances: capacitación y sensibilización al cuerpo directivo del CCC, la primera jornada del 8 de marzo, el pronunciamiento que emitieron de Cero Tolerancia, Acoso y Hostigamiento Sexual y la paridad de género en el examen de admisión 2021.
Son avances que nos llenan de mucha emoción y alegría, y al mismo tiempo seguimos elaborando con ellos su agenda y trabajando en la implementación de códigos de ética, de campañas, de actividades con enfoque de prevención de violencia sexual y estructural. Seguimos ahí porque creemos que hay una urgencia en la existencia de los mecanismos educativos permanentes que integren herramientas de socialización y trato digno y respetuoso entre pares.
RB: ¿Qué papel han jugado las redes sociales en el movimiento?
CM: Además de acercarnos con cineastas de varias ramas, a partir de las redes sociales hemos tenido la posibilidad de atender ciertos casos de violencia, tanto en espacios educativos como en espacios laborales. Actualmente damos seguimiento a varios casos de violencia sexual en las escuelas de cine; y en ese sentido, hemos podido avanzar con un diagnóstico de lo que está pasando aún en esos espacios.
Por otro lado, también nos ha permitido recurrir a asesoradas, que no necesariamente son cineastas, pero que por su perfil nos aportan mucho en materia de psicología, sociología, filosofía y nos retroalimentan, recordándonos que el cine es arte, es herramienta y un bien social del que también somos responsables.
RB: ¿Qué sigue para Cineastas Unidas?
CM: Continuamos trabajando en la creación de mecanismos que aseguren igualdad, espacios libres de violencia y en nuestra agenda que tiene un enfoque muy particular en la incidencia social y política, desde, por y para las mujeres y sus comunidades, de igual forma, continuaremos trabajando con instituciones. En estos momentos, estamos coordinando la creación de un grupo que desarrolla proyectos audiovisuales y artísticos con Enfoque en Derechos Humanos, es el caso de nuestra Red Lúcidas, que forma parte de nuestro laboratorio de derechos. En un futuro tendremos frutos de ese proceso y compartiremos sus trabajos.
Nuestras metas siguen estando sumamente relacionadas con la posibilidad de articularnos, primero entre mujeres y luego con otros actores de la comunidad cultural y artística en México. Lo que nos interesa es que se fortalezca la exigibilidad de los Derechos Humanos, que incluyen los laborales y culturales de todo el sector que se inicie un proceso de transformación desde la cultura.
RB: ¿Cómo se pueden sumar a Cineastas Unidas?
CM: Para poder colaborar con nosotras, tenemos dos enfoques muy específicos, cada uno con sus complejidades: una es la Coordinación de Derechos Humanos y Políticas Públicas y la otra es la Coordinación de Medios Audiovisuales y Cinematográficos.
Con los dos ejes anteriores trabajamos en un Laboratorio de Derechos Humanos, comunicación y TIC (DHLabMx) que implementamos Rosa Salazar y yo desde nuestras dos coordinaciones.
La gente interesada a partir de su disposición de aprender, compartir y difundir conocimiento, desarrollan proyectos audiovisuales desde Derechos Humanos. Nuestra metodología ayuda a analizar conceptos y condiciones sociales y nos brindan la posibilidad de trabajar en ello, para el logro de la agenda de derechos que impulsamos desde Cineastas Unidas
Comentarios