Como ya sostuve en una nota reciente, este es un buen momento para “hablar solo de las cosas que nos gustan”. Y pocas cosas me gustan más que la música de Peter Gabriel. Ya compartí en este generoso espacio un breve artículo sobre la evolución de las tapas de los primeros cinco álbumes de Pedro (sepan disculpar: a veces lo llamo así cariñosamente) y otro, extenso, sobre “The lamb lies down on Broadway”, último disco de la banda Genesis en el que él participó. Hoy, la excusa para hablar de Pedro es el 40º aniversario de su tercer disco, aniversario que tuvo lugar el 30 de mayo pasado. Como sus primeros cuatro álbumes, no tiene título y en la carátula solo aparece su nombre. Sin embargo se lo conoce de dos maneras: algunos se refieren a él como “Peter Gabriel 3” y otros, tal vez con más ingenio, lo llaman “Melt”, es decir, “derretir” ya que en la foto de tapa el rostro de Pedro parece estar derritiéndose. Esa foto se tomó con una cámara Polaroid, y Storm Thorgerson, célebre creador del estudio de diseño Hipgnosis, contó que el mismo Gabriel se unió al equipo de diseño que estaba manipulando las fotos instantáneas, desfigurando al cantante mientras las imágenes se revelaban. Thorgeson recuerda haberse impresionado mucho con la falta de soberbia de Gabriel, que no tenía problema en aparecer de forma poco favorable: prefería el aspecto teatral o artístico antes que el cosmético. Para muchos, este es el mejor disco que hizo Peter Gabriel. Yo no estoy tan seguro, si se me permite una opinión personal: mi favorito es su disco siguiente, “Peter Gabriel 4”, también conocido como “Security”. Pero desde luego este álbum me parece una obra extraordinaria, el que estableció a Gabriel como una fuerza mayor. Pedro aún trataba de sacarse de encima su imagen como cantante de Genesis, y sus dos primeros discos solistas son desparejos, sin un foco claro, con alguna reminiscencia de su banda anterior aunque ya con joyas perdurables: “Solsbury Hill”, “Here comes the flood”, “White shadow”, “Exposure” (compuesta junto con el gran Robert Fripp). En esos dos álbumes no aparecía ninguno de sus ex compañeros, pero en “3” sí está la extraordinaria batería de Phil Collins, como en tantos otros discos de los 80. Collins aparece ya en la canción que abre el disco, la siniestra, oscura, maravillosa “Intruder”. Se suele asegurar que esta es la primera vez que Collins usa su sonido “gated drum”, que apareció en sus discos de los 80, tanto solistas como en Genesis. El efecto consiste básicamente en no usar los platillos de la batería, un pedido que Gabriel les hizo a los dos bateristas del disco, Collins y Jerry Marotta. (Hoy, la invención del “gated drum” está en discusión: se lo atribuyen Gabriel, Collins y los productores Steve Lillywhite y Hugh Padgham.) Luego de “Intruder”, la calidad artística del álbum no decae, sino que hasta crece con cada tema. Las poderosas “I don’t remember”, “Not one of us”, los hits “Games without frontiers” (con coros de Kate Bush) y “Biko”, sobre una víctima del racismo sudafricano, la melancólica belleza de “Family snapshot”, y una de las mejores canciones del disco, “No self-control” con batería de Collins y guitarras de Fripp. El disco es hoy un clásico y, como ya se dijo, muchos lo consideran el mejor de Peter Gabriel. Cuando lo grabó, en cambio, la cosa fue muy diferente. El sello de Gabriel era Atlantic Records, que ya había distribuido sus dos primeros álbumes, pero luego de escuchar las cintas se negó a editarlo. Pensaron que no era lo suficientemente comercial, y el jefe del sello, Ahmet Ertegun, llegó a decir “¿Qué les importa a los norteamericanos la historia de un tipo en Sudáfrica?”, en referencia a Biko. Incluso preguntó si el músico había estado internado en un manicomio luego de escuchar “Lead a normal life”, la canción más extraña (y una de las mejores) del disco. Gabriel admitió, medio en broma, que el tema principal del álbum era la historia de una mente en decadencia, pero que nunca lo había pensado como una obra conceptual. “Era solo un puñado de canciones diferentes que tal vez compartieran un punto de vista particular”, sostuvo. Por suerte el entonces nuevo sello Geffen editó “Peter Gabriel 3”. Ese puñado de canciones sigue siendo un gran motivo de felicidad para mucha gente. Escúchenlo, a ver si pertenecen a ese grupo. (Fuente: thequietus.com, Wikipedia)
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