Nos decimos que somos un país altamente creativo, que siempre “le damos la vuelta” a la situación y se nos ocurre lo que a nadie más se le ocurriría. Sin embargo, a estas alturas ya deberíamos entender que ser ocurrentes no es ser creativos. Somos el país de los memes, pero no el de los premios en festivales, el de las cartulinas con mensajes chistosos en los tianguis, pero no el de los grandes copies en billboards, el que le sonríe a la muerte una vez al año, pero no sabe cómo elevar el ánimo durante una pandemia.
Después de casi 2 meses de cuarentena, seguimos descifrando nuestro papel en ella, como creativos, como marcas, incluso como industria. Seguimos buscando qué venderle al cliente, y no necesariamente cómo ayudarle a su marca. Seguimos persiguiendo “primeras ideas” por miedo a tardarnos y que mañana ya no funcione. Seguimos viviendo al día en lugar de tratar de buscar un plan para los siguientes 3 meses y no sólo los siguientes días.
Seguimos viendo al virus como una limitante en lugar de aceptarlo y entender que esta es nuestra vida ahora y debemos adaptarnos a él.
Dejemos de hacer videos donde cada quien graba su parte, juntamos todo y pedimos que se queden en su casa, que juntos saldremos adelante y/o que falta un día menos para que todo esto termine.
Dejemos de pensar que “esto” va a terminar, no porque no vaya a suceder, sino porque no podemos depender de que termine para volver a generar ideas realmente creativas. Si esta es la nueva vida, abracémosla y comencemos a trabajar en ella. Si los conciertos serán por streaming, los cumpleaños por zoom y las juntas con un “¿ya ven mi pantalla?”, entonces busquemos cómo vender ahí. Porque al final de cuentas, ese es nuestro trabajo. De nosotros no depende inventar una vacuna, no somos quienes salvarán a los enfermos, nuestro esfuerzo no debería ser para que la salud de la gente mejore. Sí, la salud es lo primordial, pero ese no es nuestro campo. La economía sí.
Es momento de demostrar que somos verdaderamente creativos, que nuestras ideas son capaces de reconstruir la economía de un país y podemos/debemos hacer mucho más que posteos pidiéndole a la gente que no salga -de todas las maneras posibles-.
Es momento de volver a ganarnos el título de creativos y saldar la deuda que tenemos con nosotros mismos y nuestra misión como profesionales de la industria: la creatividad.
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